La comunidad Gunmaku nació en 2006. Ubicada en la vereda el Blanco, en la parte alta del río  Aracataca, a una hora en camioneta y cerca de cuatro horas a pie, hoy alberga a un aproximado  de 467 personas entre niños, mujeres, hombres y ancianos, que componen alrededor de 75 familias y entre 28 y 32 viviendas. 

Artesanías de Colombia a través de su Programa de Atención a la Población Víctima y Vulnerable,Programa APV, llegó por primera vez en 2020 a esta comunidad para atender y acompañar a sus artesanos. 

La joven comunidad arhuaca está inmersa en el centro del sistema montañoso de la Sierra Nevada de Santa Marta. Surgió gracias al compromiso de diferentes autoridades arhuacas del Magdalena y Cesar, en busca de recuperar el territorio ancestral. Por parte del Estado colombiano, su fundación fue vista como una oportunidad de refugio para el pueblo arhuaco,en un momento en el que el conflicto armado se había recrudecido. 

En Gunmaku, se materializó el sueño de Mamo Mariano, uno de los líderes espirituales arhuacos fallecido a causa del conflicto el 6 de noviembre de 2004. En esta comunidad se creó una infraestructura, que dejó instalados un puesto de salud, una escuela, 32 casas y una extensión de 192 hectáreas, extensión lograda gracias a los reclamos de las autoridades indígenas.

Aquí, como en todas las comunidades arhuacas, la mujer es elemento esencial, porque fundamenta la existencia del hombre, es su base, su tierra, quien sustenta sus buenas acciones, para que funcione como debe ser, como el ser supremo dispone que funcione. 

Esta comunidad preserva los saberes ancestrales del pueblo arhuaco. Concebido en Magdalena como un lugar de conservación y concertación, para el pueblo arhuaco un pueblo talanquera, frontera que limita el paso de los colonos blancos hacia el pico nevado, y de los arhuacos hacia abajo. 

Junto con Kankawruwa y Kantinarwa -al sur-, Seykun -al oriente- y Dumingueka -al norte-, Gunmaku hace parte de la “Línea Negra”, una línea imaginaria que configura el cordón ambiental y cultural, preservadora de las tradiciones de los pueblos de la Sierra, que conciben a cada elemento existente en la tierra como fundamental para una pervivencia armónica.  

De esta manera, los pobladores de Gunmaku perpetúan orgullosamente sus saberes ancestrales, que se fundamentan en la armonía materializada en la mochila, símbolo social, cultural, económico y cosmogónico, elaborado por las mujeres, extensión del útero y del universo: sustento, soporte y preservación de la Madre Tierra.