Abelino Palacios, la permanencia de una tradición
Por Programa de Atención a la Población Víctima y Vulnerable, Programa APV.
Hace más de 39 años, Abelino nació en Quibdó, Chocó. Luego de la muerte de su padre, a los ocho años, inició su vida laboral como vendedor ambulante y ayudante de comercio, para apoyar a su mamá sosteniendo a sus ocho hijos. Poco más adelante, a los diez años, Abelino se interesó por todos los procesos relacionados con el trabajo de la joyería: desde la minería artesanal, hasta el procesamiento del oro y su transformación en alhajas.
Su llegada a la orfebrería fue circunstancial, a través de un amigo que desde hacía un tiempo apoyaba en tareas varias en uno de los talleres que aún hoy existen en Quibdó. Allí conoció a distintos maestros quienes, para ese entonces, lo acogieron como ayudante. Comenzó haciendo mandados, asistiendo en el estirado del hilo y fundiendo material a la usanza de quienes, por tradición, preservan el oficio de sus mayores. Así, su fuerte deseo de aprender, lo llevó a que un medio reservado solo a descendientes de orfebres, lo acogiera.
A lo largo de su trayectoria en el oficio, Abelino se ha convencido de que la joyería, así como cada oficio artesanal en Quibdó, debe rescatarse y enaltecerse, para que las nuevas generaciones vean y comprendan el valor histórico, cultural y económico de estas manifestaciones, en donde confluye la cotidianidad, los mitos y las leyendas de su contexto.
A pesar de que tradicionalmente, la transmisión de saberes está condicionada por los lazos familiares de quienes han practicado el oficio, uno de los propósitos más firmes de Abelino es hacer llegar el conocimiento y enseñar la joyería armada, con técnicas de estampado y filigrana, a quienes, desde lejos la contemplan, la admiran y se sienten identificados con los saberes que guarda la orfebrería.
“El ser humano si sabe de algo y lo transmite, este se va a retroalimentar porque de cada persona hay algo que aprender”. Dice Abelino.
Debido a su genuino interés por exaltar la diversidad del Chocó y a raíz de más de siete años de relación constante con Artesanías de Colombia y su Programa de Atención a Población Víctima y Vulnerable, Programa APV; Abelino adecuó un espacio de venta de diversos productos en damagua, chaquira, madera, cestería, macramé, calzado y bocados típicos, que agrupa una cifra aproximada de cien artesanos.
Su taller “Seven”, en honor a sus siete hijos, está ubicado en el barrio Roma, en pleno centro de Quibdó, a unas cuadras de la Catedral de San Francisco y del Malecón; y allí mismo se encuentra el almacén, que lleva el mismo nombre. Ambos espacios son lugares para un público interesado en conocer las artesanías, o incluso para utilizar las herramientas y aprender de orfebrería; pero sobre todo, las puertas de ambos espacios están abiertas para intercambiar ideas y enaltecer los saberes ancestrales chocoanos.
Hoy en día, Abelino acoge en su espacio a ocho jóvenes de la región que, con esmero y mucha dedicación y paciencia, aprenden de él. Abelino ha materializado en Seven, un lugar en donde se cultivan los saberes ancestrales, se socializa al público el oficio de la joyería y se ofrecen piezas de filigrana y otras técnicas orfebres.
A su vez la minería, en especial en Chocó, una zona rica en materiales preciosos como el oro, platino y plata, ha representado históricamente un ingreso importante para las comunidades que han llevado a cabo una minería artesanal, con bajo impacto sobre el entorno.
Gracias al trabajo incansable de artesanos como Abelino Palacios, el oficio de la joyería se mantiene como una alternativa productiva en Quibdó, al tiempo que conserva los saberes de una tradición llena de legado, identidad y cultura.