La madre de Jesús Orellano tenía una tienda en Galapa, Atlántico, donde vendía cerveza, bollos y pasteles. Jesús, siendo un niño, la ayudaba con el negocio. La madre, además, era danzante y su padre, cantante. Los dos participaban como coristas y bailarines en el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla. Jesús los acompañaba en cada edición, mientras se fascinaba con los colores y las formas de las máscaras de los carnavaleros.
En las comparsas conoció a su maestro, Francisco Padilla, un reconocido artesano de la talla en madera. A los 13 años, Jesús inició su aprendizaje en el taller “El Tigre'' del maestro Padilla, y a los 18 montó su propio taller: Estampas del Carnaval. A los 27 años se casó, se mudó a Barranquilla y, en 2015, rebautizó el taller como Innovarte Caribe, un lugar donde trabajan diez artesanos dedicados a la talla de madera de máscaras tradicionales del Carnaval de Barranquilla, así como de esculturas, llaveros, servilleteros y piezas caladas de mosaicos geométricos con distintos colores.
La ceiba roja es la madera con la que trabaja Jesús Orellano. La encarga a aserradores en Galapa, quienes se la llevan en trozos de metro y medio. Para la fabricación de máscaras de 35 centímetros los fragmentos se cortan, a la medida, con una motosierra. Esos cortes son boceteados con una sierra sinfín con los rasgos de un tigre o un congo (guerrero africano).
Luego, valiéndose de cuchillos, machetes y gubias, los artesanos desbastan y tallan la madera. Después inmunizan las máscaras contra las plagas y las ponen a secar bajo la canícula durante cuatro días. Una vez secas, las piezas son lijadas. Se les pone el sellante o tapa poros para que las máscaras queden compactas. Se agrega una base de vinilo blanco, se deja secar y se lija de nuevo antes de agregarle el acrílico del color que le corresponda a la máscara: tonos amarillos para los tigres, tonos rojos para los toros y tonos cafés para los micos.
El Carnaval de Barranquilla es el evento folclórico y cultural más importante de Colombia. Nombrado por la Unesco Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, recoge una tradición africana, indígena y española que se expresa en las máscaras de toros, tigres, perros y burros, así como en los disfraces tradicionales de marimondas y garabatos.
Una festividad que inició a mediados del siglo XIX y que anualmente reúne alrededor de dos millones de personas interesadas en esta mascarada colorida y alegre. Las máscaras talladas, como las de Jesús Orellano, hacen parte de la celebración del carnaval y se han convertido en las representantes de este gran legado cultural.
Si tiene interés en comprar artesanías elaboradas por Jesús Orellano, le invitamos a conocer su taller Innovarte Caribe en nuestra tienda en línea.
Regale una artesanía y celebre las manos creadoras del país. ¡Que vivan las artesanías!
La madre de Jesús Orellano tenía una tienda en Galapa, Atlántico, donde vendía cerveza, bollos y pasteles. Jesús, siendo un niño, la ayudaba con el negocio. La madre, además, era danzante y su padre, cantante. Los dos participaban como coristas y bailarines en el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla. Jesús los acompañaba en cada edición, mientras se fascinaba con los colores y las formas de las máscaras de los carnavaleros.
En las comparsas conoció a su maestro, Francisco Padilla, un reconocido artesano de la talla en madera. A los 13 años, Jesús inició su aprendizaje en el taller “El Tigre'' del maestro Padilla, y a los 18 montó su propio taller: Estampas del Carnaval. A los 27 años se casó, se mudó a Barranquilla y, en 2015, rebautizó el taller como Innovarte Caribe, un lugar donde trabajan diez artesanos dedicados a la talla de madera de máscaras tradicionales del Carnaval de Barranquilla, así como de esculturas, llaveros, servilleteros y piezas caladas de mosaicos geométricos con distintos colores.
La ceiba roja es la madera con la que trabaja Jesús Orellano. La encarga a aserradores en Galapa, quienes se la llevan en trozos de metro y medio. Para la fabricación de máscaras de 35 centímetros los fragmentos se cortan, a la medida, con una motosierra. Esos cortes son boceteados con una sierra sinfín con los rasgos de un tigre o un congo (guerrero africano).
Luego, valiéndose de cuchillos, machetes y gubias, los artesanos desbastan y tallan la madera. Después inmunizan las máscaras contra las plagas y las ponen a secar bajo la canícula durante cuatro días. Una vez secas, las piezas son lijadas. Se les pone el sellante o tapa poros para que las máscaras queden compactas. Se agrega una base de vinilo blanco, se deja secar y se lija de nuevo antes de agregarle el acrílico del color que le corresponda a la máscara: tonos amarillos para los tigres, tonos rojos para los toros y tonos cafés para los micos.
El Carnaval de Barranquilla es el evento folclórico y cultural más importante de Colombia. Nombrado por la Unesco Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, recoge una tradición africana, indígena y española que se expresa en las máscaras de toros, tigres, perros y burros, así como en los disfraces tradicionales de marimondas y garabatos.
Una festividad que inició a mediados del siglo XIX y que anualmente reúne alrededor de dos millones de personas interesadas en esta mascarada colorida y alegre. Las máscaras talladas, como las de Jesús Orellano, hacen parte de la celebración del carnaval y se han convertido en las representantes de este gran legado cultural.
Si tiene interés en comprar artesanías elaboradas por Jesús Orellano, le invitamos a conocer su taller Innovarte Caribe en nuestra tienda en línea.
Regale una artesanía y celebre las manos creadoras del país. ¡Que vivan las artesanías!