Reinaldo Niño asegura que el tejido le salvó la vida. Su madre murió cuando tenía ocho años y quedó al cuidado de su padre y siete hermanos mayores. Sin embargo, Reinaldo no resistió la ausencia de su madre y a los diez años se fue de su casa. Durante muchos años fue habitante de calle, consumió drogas y se acostumbró a alimentarse de sobras. 

En 1972 estuvo sobrio unos meses y aprovechó para hacer un curso en el SENA de tejido artesanal, diseño y estampado. Aunque supo que tenía talento, al poco tiempo recayó y volvió a las calles. Tenía 48 años cuando decidió parar y salir adelante. Reinaldo asegura que su recuperación fue un milagro. Le pidió a Dios fortaleza y, sin necesidad de terapias, dejó las drogas y construyó un hogar en un pequeño lote de invasión. 

Un día, mientras caminaba por la Avenida Jiménez con carrera Séptima en Bogotá, encontró en una acera un saco. Lo llevó a su casa, lo desbarató y tejió dos bufandas que vendió rápidamente. En ese momento se acordó de todo lo que había aprendido en el SENA y con tubos, dos palos de madera y chatarra construyó tres telares y una enconadora. Después compró algodón, equipos de soldadura y comenzó a tejer ponchos, manteles, caminos de mesa, cortinas, individuales y pareos. 

En 2003, creó el taller Manos Doradas en honor a la cultura precolombina y se dedicó a visitar las ferias artesanales de todo el país. Con sus ponchos ha vestido a los expresidentes Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, a reconocidas figuras como Vicente Fernández y a importantes clientes como el Ejército Nacional y la Licorera de Cundinamarca.

Manos Doradas

Todos los días en su taller Manos Doradas, Reinaldo teje con algodón natural y polialgodón, pues asegura que la mezcla de ambos materiales les da fuerza a sus tejidos. Primero prepara el urdido, una tarea que le toma tres días. Luego selecciona la cantidad de hilo, organiza la tela en el telar horizontal y comienza el proceso. 

Los ponchos generalmente se hacen de un solo tono, mientras las mantas y pareos se tejen en tafetán con diseños geométricos y diagonales. Cuando las piezas están listas pasan a confección, acabado, etiquetado y empaque. 

Reinaldo vive en la localidad 19 de Ciudad Bolívar de Bogotá, donde se ha convertido en un referente para la comunidad no solo por sus diseños sino porque, desde hace muchos años, decidió emplear en su taller a habitantes de calle. Se propuso darles una oportunidad y enseñarles el amor por el oficio. 

Reinaldo les consigue ropa, los capacita y, durante unos meses, les da alimentación y vivienda. Por su taller han pasado muchísimas personas que han encontrado en la tejeduría un propósito de vida. Ahora espera seguir creciendo para ayudar a muchos más y continuar inspirando con su ejemplo a una de las localidades más vulnerables de Bogotá.

Si tiene interés en comprar artesanías elaboradas por estas manos artesanas, le invitamos a conocer el taller Manos Doradas y además, a encontrar sus artesanías en nuestra tienda en línea.