Riqueza Artesanal: Sandoná, de la iraca al sombrero

Por Sistema de Información para la Artesanía, Siart.

Artesana tejiendo un sombrero en iraca
Artesana tejiendo un sombrero en iraca - Imagen: Artesanías de Colombia

¡Las tradiciones del país se lucen, pero antes, se tejen con dedicación! Por eso, le invitamos a conocer los diferentes procesos que realizan, tanto las artesanas como las personas encargadas de preparar la palma de iraca, para elaborar gran variedad de artesanías, entre las que se destaca el sombrero de Sandoná.

¡Las tradiciones del país se lucen, pero antes, se tejen con dedicación! Por eso, le invitamos a conocer los diferentes procesos que realizan, tanto las artesanas como las personas encargadas de preparar la palma de iraca, para elaborar gran variedad de artesanías, entre las que se destaca el sombrero de Sandoná.
Una fibra bondadosa
La palma de iraca es una fibra de origen vegetal utilizada en diferentes partes del país para la producción artesanal. Su nombre científico es “Carludovica palmata”, pero comúnmente, además de conocerse como iraca, recibe otras denominaciones: paja toquilla, jipijapa, cestillo, lúcuma y palmiche, entre otras.
Esta especie, que tiene hojas en forma de abanico, está dividida entre cuatro y seis partes, y puede llegar a crecer de dos a cinco metros de alto, siempre que se encuentre a la sombra y en espacios frescos, cerca de ríos, quebradas, caños y suelos drenados. [1]
 
Por su resistencia y docilidad, el cogollo de las hojas y pecíolos son las partes de la planta que utilizan las artesanas en la elaboración de sus productos, no sin antes adecuarlas; proceso que se hace con paciencia y experticia para lograr una fibra suave, con la que se puedan realizar los finos tejidos que tanto caracterizan a este tipo de artesanías.
 
Preparando la iraca
Linares es uno de los municipios vecinos que provee de iraca a las tejedoras de Sandoná y de otros territorios cercanos, puesto que sus condiciones climáticas y geográficas le permiten un cultivo óptimo de la fibra; la preparación de esta, es realizada principalmente por las personas asociadas a la siembra, quienes comienzan por la “recolección” del material, paso que consiste en seleccionar y cortar los cogollos más jóvenes de la planta.
Luego, proceden a “desorillar” la hoja, abriendo con delicadeza el cogollo para cortar sus partes tiesas, oscuras y que no servirán para el tejido. Después, con un compás o una herramienta afilada, le quitan las venas a las hojas y las rasgan con experticia bajo movimientos continuos, hasta obtener tiras delgadas y uniformes. El residuo obtenido se conoce como “ripio” y es utilizado en otras actividades y productos. Dichos pasos se conocen como “desvenado” y “ripiado”, y son los más relevantes para determinar la calidad de la fibra.
Cuando las tiras de iraca están listas, se amarran y se enrollan por manojos para realizar la “cocción”, sumergiendo la fibra en una olla metálica con agua y a fuego lento. Posteriormente, se realiza el “desagüe”, dejando en el piso los racimos de la fibra procurando que se enfríen, y retirando sus impurezas con agua limpia.
La “entorchada” o “tostada” consiste en dejar que las tiras de la fibra se sequen al aire libre, con el fin de que se entorchen o enrosquen por sí mismas. Luego, se exponen al sol y de forma manual, se dan fuertes golpes para que las cintas de iraca se mantengan separadas unas de otras. Esta actividad recibe el nombre de “chirliada”.
Para potenciar el color natural de la iraca y eliminar sus impurezas, se “blanquea” la fibra, sumergiéndola nuevamente en agua y dejándola al aire libre. En algunas ocasiones, también se realiza el proceso de “estufado”, mediante el cual, a través de pequeñas estufas, se expone la materia prima al humo del azufre.
Finalmente, las artesanas “tiñen” la fibra si desean elaborar productos con tonos diferentes al color natural de la iraca. Para esto, se hierve la materia prima entre agua, anilinas y mordientes como la sal y el limón, de acuerdo a la intensidad de la tonalidad que se espera conseguir.
De la pajita al producto
El tejido y la cestería son los oficios artesanales que practican las artesanas sandoneñas, para elaborar diversos productos en iraca, de los cuales, el sombrero es el más reconocido y el que consolidó la tradición tejedora en este territorio colombiano. Razón por la que nos concentraremos en el proceso de elaboración de esta icónica pieza.
Antes de comenzar el tejido, oficio que consiste en el entrecruzamiento de delgadas fibras de iraca, principalmente en forma en “sarga”[2], se eligen las pajitas que darán vida al producto de acuerdo a su color, diseño y finura, característica que depende del número de tiras utilizadas en el proceso, pues, a menor cantidad, mayor calidad de la artesanía.
La labor inicia desde la parte plana de la “copa”, para la cual, las artesanas crean un cuadro de iraca a partir de cuatro triángulos llamados “esterillas”. Las pajitas que conforman la primera esterilla llegan a medir entre 60 y 90 centímetros, y se ubican de manera paralela para conformar la “urdimbre” o estructura de hilos en tensión que permiten formar el tejido del sombrero.
Una vez el cuadro está terminado, se continúa el tejido, pero en forma circular; paso en el que las tejedoras utilizan una rueca de mediana altura con disco de madera, y una piedra para sujetar el tejido al disco, mientras se lleva a cabo el proceso.
Luego, se teje la parte vertical de la copa con apoyo de una horma y posteriormente, agregando nuevas tiras de iraca, se construye el “ala” o falda del sombrero, la cual se remata al final con una trenza o tejido inverso.
A medida que las artesanas tejen con delicadeza y precisión las tiras de iraca, ellas humedecen sus dedos con agua, para otorgar flexibilidad a los diferentes tipos de tejidos que nacen de la creatividad y tradición de su pueblo. Entre ellos se destacan el "damero", "apareado", "granizo", "riñón", "Jacqueline" “ventilado” y “tejido pupo y cuadro” entre otros; revelando la singularidad de cada producto hecho a mano en Sandoná.
Finalmente, el sombrero recibe los toques finales en el proceso de “acabado”, del cual, mediante diferentes acciones como: apretar y rematar las fibras; recortar las pajitas sobrantes del ala; remojar el producto, lavarlo y secarlo al sol; emparejar y alisar el tejido para que su textura sea uniforme; mejorar su forma a través de una horma; plancharlo y encintarlo, se obtiene una artesanía de calidad para ¡Lucir con orgullo!
Conozca en nuestro próximo especial de Riqueza Artesanal, más sobre la diversidad de artesanías que nacen a partir de la creatividad e innovación de las artesanas de Sandoná, quienes conservan en sus manos, un legado lleno de historias y tradición.
Especial realizado por el Sistema de Información para la Artesanía – SIART
 
Fuentes:
Artesanías de Colombia. (2021). Relatos Artesanales. https://repositorio.artesaniasdecolombia.com.co/bitstream/001/5899/3/INST-D%202021.%2022.pdf
Solano, P. (1997). La Iraca: comunidad artesanal de Sandoná. Artesanías de Colombia. https://babel.banrepcultural.org/digital/collection/p17054coll10/id/3725

Una fibra bondadosa

La palma de iraca es una fibra de origen vegetal utilizada en diferentes partes del país para la producción artesanal. Su nombre científico es “Carludovica palmata”, pero comúnmente, además de conocerse como iraca, recibe otras denominaciones: paja toquilla, jipijapa, cestillo, lúcuma y palmiche, entre otras.

Esta especie, que tiene hojas en forma de abanico, está dividida entre cuatro y seis partes, y puede llegar a crecer de dos a cinco metros de alto, siempre que se encuentre a la sombra y en espacios frescos, cerca de ríos, quebradas, caños y suelos drenados. [1]

Por su resistencia y docilidad, el cogollo de las hojas y pecíolos son las partes de la planta que utilizan las artesanas en la elaboración de sus productos, no sin antes adecuarlas; proceso que se hace con paciencia y experticia para lograr una fibra suave, con la que se puedan realizar los finos tejidos que tanto caracterizan a este tipo de artesanías.

Preparando la iraca

Linares es uno de los municipios vecinos que provee de iraca a las tejedoras de Sandoná y de otros territorios cercanos, puesto que sus condiciones climáticas y geográficas le permiten un cultivo óptimo de la fibra; la preparación de esta, es realizada principalmente por las personas asociadas a la siembra, quienes comienzan por la “recolección” del material, paso que consiste en seleccionar y cortar los cogollos más jóvenes de la planta.

Luego, proceden a “desorillar” la hoja, abriendo con delicadeza el cogollo para cortar sus partes tiesas, oscuras y que no servirán para el tejido. Después, con un compás o una herramienta afilada, le quitan las venas a las hojas y las rasgan con experticia bajo movimientos continuos, hasta obtener tiras delgadas y uniformes. El residuo obtenido se conoce como “ripio” y es utilizado en otras actividades y productos. Dichos pasos se conocen como “desvenado” y “ripiado”, y son los más relevantes para determinar la calidad de la fibra.

Cuando las tiras de iraca están listas, se amarran y se enrollan por manojos para realizar la “cocción”, sumergiendo la fibra en una olla metálica con agua y a fuego lento. Posteriormente, se realiza el “desagüe”, dejando en el piso los racimos de la fibra procurando que se enfríen, y retirando sus impurezas con agua limpia.

La “entorchada” o “tostada” consiste en dejar que las tiras de la fibra se sequen al aire libre, con el fin de que se entorchen o enrosquen por sí mismas. Luego, se exponen al sol y de forma manual, se dan fuertes golpes para que las cintas de iraca se mantengan separadas unas de otras. Esta actividad recibe el nombre de “chirliada”.

Para potenciar el color natural de la iraca y eliminar sus impurezas, se “blanquea” la fibra, sumergiéndola nuevamente en agua y dejándola al aire libre. En algunas ocasiones, también se realiza el proceso de “estufado”, mediante el cual, a través de pequeñas estufas, se expone la materia prima al humo del azufre.

Finalmente, las artesanas “tiñen” la fibra si desean elaborar productos con tonos diferentes al color natural de la iraca. Para esto, se hierve la materia prima entre agua, anilinas y mordientes como la sal y el limón, de acuerdo a la intensidad de la tonalidad que se espera conseguir.

De la pajita al producto

El tejido y la cestería son los oficios artesanales que practican las artesanas sandoneñas, para elaborar diversos productos en iraca, de los cuales, el sombrero es el más reconocido y el que consolidó la tradición tejedora en este territorio colombiano. Razón por la que nos concentraremos en el proceso de elaboración de esta icónica pieza.

Antes de comenzar el tejido, oficio que consiste en el entrecruzamiento de delgadas fibras de iraca, principalmente en forma en “sarga”[2], se eligen las pajitas que darán vida al producto de acuerdo a su color, diseño y finura, característica que depende del número de tiras utilizadas en el proceso, pues, a menor cantidad, mayor calidad de la artesanía.

La labor inicia desde la parte plana de la “copa”, para la cual, las artesanas crean un cuadro de iraca a partir de cuatro triángulos llamados “esterillas”. Las pajitas que conforman la primera esterilla llegan a medir entre 60 y 90 centímetros, y se ubican de manera paralela para conformar la “urdimbre” o estructura de hilos en tensión que permiten formar el tejido del sombrero.

Una vez el cuadro está terminado, se continúa el tejido, pero en forma circular; paso en el que las tejedoras utilizan una rueca de mediana altura con disco de madera, y una piedra para sujetar el tejido al disco, mientras se lleva a cabo el proceso.

Luego, se teje la parte vertical de la copa con apoyo de una horma y posteriormente, agregando nuevas tiras de iraca, se construye el “ala” o falda del sombrero, la cual se remata al final con una trenza o tejido inverso.

A medida que las artesanas tejen con delicadeza y precisión las tiras de iraca, ellas humedecen sus dedos con agua, para otorgar flexibilidad a los diferentes tipos de tejidos que nacen de la creatividad y tradición de su pueblo. Entre ellos se destacan el "damero", "apareado", "granizo", "riñón", "Jacqueline" “ventilado” y “tejido pupo y cuadro” entre otros; revelando la singularidad de cada producto hecho a mano en Sandoná.

Finalmente, el sombrero recibe los toques finales en el proceso de “acabado”, del cual, mediante diferentes acciones como: apretar y rematar las fibras; recortar las pajitas sobrantes del ala; remojar el producto, lavarlo y secarlo al sol; emparejar y alisar el tejido para que su textura sea uniforme; mejorar su forma a través de una horma; plancharlo y encintarlo, se obtiene una artesanía de calidad para ¡Lucir con orgullo!

Conozca en nuestro próximo especial de Riqueza Artesanal, más sobre la diversidad de artesanías que nacen a partir de la creatividad e innovación de las artesanas de Sandoná, quienes conservan en sus manos, un legado lleno de historias y tradición.

Especial realizado por el Sistema de Información para la Artesanía – SIART

[1] Fuente: Programa de acceso y aprovechamiento sostenible de materias primas, Artesanías de Colombia. 
[2] Tipo de tejido en el que se entrecruzan tres pajitas de urdimbre y tres pajitas de trama, dando una apariencia de líneas en diagonal. Es un tejido fino y resistente.

Fuentes:

Artesanías de Colombia. (2021). Relatos Artesanales. https://repositorio.artesaniasdecolombia.com.co/bitstream/001/5899/3/INST-D%202021.%2022.pdf

Solano, P. (1997). La Iraca: comunidad artesanal de Sandoná. Artesanías de Colombia. https://babel.banrepcultural.org/digital/collection/p17054coll10/id/3725

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