El fique es uno de los primeros recuerdos de infancia de José Delio Porras. En su casa sus padres sembraban y cultivaban la planta para hacer costales de fique que les vendían a los agricultores de la zona para empacar la papa, la zanahoria y el arroz.
A los cinco años, José Delio empezó a participar del proceso. Comenzó devanando el hilo de la fibra, luego aprendió a urdir y a peinar el fique, y después a tejer los costales. A los 15 años dejó el oficio para validar la primaria y el bachillerato, y en 1985 consiguió una beca para estudiar administración de fincas cafeteras en Caldas.
En los años 90, retomó el oficio del fique en Curití (que en guane significa pueblo de tejedores); pero al poco tiempo, el mercado de costales entró en crisis por la llegada del plástico y el yute. Sin embargo, los artesanos del pueblo no se dieron por vencidos y, en medio de la crisis, descubrieron una oportunidad para hacerlo distinto.
En 1995 crearon Ecofibras, una cooperativa que busca exaltar el fique y en la cual trabajan 150 artesanos del municipio. José Delio ingresó hace 22 años a la cooperativa y se ha dedicado a innovar la técnica mezclando el fique con el algodón, el cuero, el cobre y la madera en productos únicos que ha expuesto en ferias artesanales de Colombia, Suiza, Francia, Italia, Estados Unidos y México.
Hoy, José Delio tiene una familia y cuatro (4) hijos quienes conocen el oficio del tejido, pero su principal aporte en Ecofibras están en la parte comercial, sobretodo en ferias artesanales. Para él, ser padre artesano tiene un significado muy profundo: “es transferir los conocimientos y la herencia de nuestra cultura Guane, para que las nuevas generaciones aprecien y valoren el trabajo artesanal y nuestra identidad”
De acuerdo con este padre artesano, los nativos Guane que habitaban la región santandereana donde actualmente está Curití, fueron pioneros tejiendo en esta zona, primero con algodón y después con fique. Por eso insiste en que, pese a la cantidad de influencias culturales que hoy tenemos gracias a los medios de comunicación, mantener la identidad y reconocerse como parte de un legado cultural, es más importante que nunca.
Los campesinos de la región son los responsables de proveer el fique que se utiliza en Ecofibras. Ellos cortan las hojas de la planta, extraen la fibra, la lavan en tanques para no contaminar las quebradas del municipio, la secan y la entregan a la cooperativa, donde se encargan de peinarla con un cepillo, tinturarla con colorantes especiales para fibras naturales e hilarla en la máquina para empezar a darle a vida a telas, billeteras, individuales, caminos de mesa, fruteros, bolsos, zapatos y las líneas de tapetes, cortinas y mobiliario que se pueden comprar también a través de redes sociales como Facebook o Instagram.
El tejido ha sido una tradición en Curití, Santander, desde la época de los Guanes, quienes hacían mantas de algodón que luego intercambiaban con otros pueblos por oro, sal o alpargatas. Sin embargo, la industria del tejido de fique surgió en los años veinte de la mano de la industria del café, cuando se hizo necesario tener costales de diferentes tamaños para cargar los granos de café, los cuales luego empezaron a usarse para llevar productos como la sal, el arroz y la yuca.
Con la llegada del plástico en los años 90, decenas de familias diversificaron el oficio. Hoy, los productos de fique no solo son el principal sustento de vida de los artesanos de Curití, también se han convertido en el sello de creaciones que han sabido ganarse un lugar en la historia artesanal del país.
Si tiene interés en comprar artesanías elaboradas por las manos santandereanas de Ecofibras, le invitamos a conocer esta cooperativa y además, a encontrar sus artesanías en nuestra tienda en línea.
Celebremos el mes de los padres con historias que nos inspiran, nos recuerdan el origen y nos animan a conservar nuestra tradición. ¡Que vivan las artesanías!
El fique es uno de los primeros recuerdos de infancia de José Delio Porras. En su casa sus padres sembraban y cultivaban la planta para hacer costales de fique que les vendían a los agricultores de la zona para empacar la papa, la zanahoria y el arroz.
A los cinco años, José Delio empezó a participar del proceso. Comenzó devanando el hilo de la fibra, luego aprendió a urdir y a peinar el fique, y después a tejer los costales. A los 15 años dejó el oficio para validar la primaria y el bachillerato, y en 1985 consiguió una beca para estudiar administración de fincas cafeteras en Caldas.
En los años 90, retomó el oficio del fique en Curití (que en guane significa pueblo de tejedores); pero al poco tiempo, el mercado de costales entró en crisis por la llegada del plástico y el yute. Sin embargo, los artesanos del pueblo no se dieron por vencidos y, en medio de la crisis, descubrieron una oportunidad para hacerlo distinto.
En 1995 crearon Ecofibras, una cooperativa que busca exaltar el fique y en la cual trabajan 150 artesanos del municipio. José Delio ingresó hace 22 años a la cooperativa y se ha dedicado a innovar la técnica mezclando el fique con el algodón, el cuero, el cobre y la madera en productos únicos que ha expuesto en ferias artesanales de Colombia, Suiza, Francia, Italia, Estados Unidos y México.
Hoy, José Delio tiene una familia y cuatro (4) hijos quienes conocen el oficio del tejido, pero su principal aporte en Ecofibras están en la parte comercial, sobretodo en ferias artesanales. Para él, ser padre artesano tiene un significado muy profundo: “es transferir los conocimientos y la herencia de nuestra cultura Guane, para que las nuevas generaciones aprecien y valoren el trabajo artesanal y nuestra identidad”
De acuerdo con este padre artesano, los nativos Guane que habitaban la región santandereana donde actualmente está Curití, fueron pioneros tejiendo en esta zona, primero con algodón y después con fique. Por eso insiste en que, pese a la cantidad de influencias culturales que hoy tenemos gracias a los medios de comunicación, mantener la identidad y reconocerse como parte de un legado cultural, es más importante que nunca.
Los campesinos de la región son los responsables de proveer el fique que se utiliza en Ecofibras. Ellos cortan las hojas de la planta, extraen la fibra, la lavan en tanques para no contaminar las quebradas del municipio, la secan y la entregan a la cooperativa, donde se encargan de peinarla con un cepillo, tinturarla con colorantes especiales para fibras naturales e hilarla en la máquina para empezar a darle a vida a telas, billeteras, individuales, caminos de mesa, fruteros, bolsos, zapatos y las líneas de tapetes, cortinas y mobiliario que se pueden comprar también a través de redes sociales como Facebook o Instagram.
El tejido ha sido una tradición en Curití, Santander, desde la época de los Guanes, quienes hacían mantas de algodón que luego intercambiaban con otros pueblos por oro, sal o alpargatas. Sin embargo, la industria del tejido de fique surgió en los años veinte de la mano de la industria del café, cuando se hizo necesario tener costales de diferentes tamaños para cargar los granos de café, los cuales luego empezaron a usarse para llevar productos como la sal, el arroz y la yuca.
Con la llegada del plástico en los años 90, decenas de familias diversificaron el oficio. Hoy, los productos de fique no solo son el principal sustento de vida de los artesanos de Curití, también se han convertido en el sello de creaciones que han sabido ganarse un lugar en la historia artesanal del país.
Si tiene interés en comprar artesanías elaboradas por las manos santandereanas de Ecofibras, le invitamos a conocer esta cooperativa y además, a encontrar sus artesanías en nuestra tienda en línea.
Celebremos el mes de los padres con historias que nos inspiran, nos recuerdan el origen y nos animan a conservar nuestra tradición. ¡Que Vivan Las Artesanías!