10 razones para amar los canastos
Por Sistema de Información para la Artesanía - Siart.

Al interior de la selva, en medio de las montañas y en las asombrosas bahías y playas de nuestro país, hay un producto artesanal que, sin importar escalas térmicas o regiones culturales, se repite en cada paisaje colombiano: el canasto.
¿Quién no ha tenido un canasto en su casa? Los hay para cargar el mercado o animales; para recoger café; para contener frutas y hasta como accesorios de moda. El canasto es uno de los productos determinantes en la artesanía de nuestro país, y también, una de las creaciones que mejor representan el talento de las manos colombianas.
1. Son hechos a mano
Todas las fibras vegetales que dan vida a los canastos de nuestro país, son recolectadas y tejidas con paciencia y dedicación por nuestros artesanos. Cada uno, es una pieza genuina que demuestra con orgullo, la destreza y las imperfecciones de un par de manos.
2. Simbolizan nuestras tradiciones
En Risaralda, Santander y Tolima, algunos artesanos se suben a los árboles para cortar las raíces de Chipalos o los bejucos de Tripeperro y elaborar con ellos, los canastos que después, contendrán los frutos de la planta del café.
Imagen: Eric Bauer.
3. Materializan la sabiduría de un pueblo
Al interior de las selvas chocoanas habitan los indígenas Wounaan, reconocidos en el mundo artesanal por la finura de sus canastos o “cocas de Werregue”, que a lo largo de su historia, las mujeres de este pueblo han tejido para almacenar alimentos.
4. Nos conectan con nuestras abuelas
No hay un lugar que refleje mejor la cotidianidad de las familias colombianas, como la casa de los abuelos. Todas las abuelas de nuestro país guardan la tradición de nuestros canastos en sus cocinas, mesas, patios y salas de estar.
Imagen: Mauricio Ballesteros.
5. Revelan el secreto de nuestras costumbres
A diferencia de las bolsas u otro tipo de contenedores, el canasto tiene a flor de piel esa sinceridad del territorio colombiano y de sus hogares. Pues, así como nuestros paisajes y sus cambios de color, los canastos no ocultan su contenido: por el contrario, en ellos podemos ver frutas, textiles o plantas que con su formas y belleza natural adornan también nuestros espacios.
6. Son un exquisito accesorio de moda
Volver al origen y mostrarlo con todo el orgullo que sólo nuestro país puede mover en el corazón, es uno de los privilegios que gracias a los canastos colombianos, tenemos quienes podemos lucir un canasto-cartera, una pieza original y clásica que relata lo mejor de nuestra cultura artesanal.
7. Tienen una bonita vejez
Si todos los caminos llevaran al cielo, sin duda habría que ir con un canasto en la mano. Y habría que hacerlo porque el tejido de sus fibras, entrelazadas por distintas etnias y comunidades de nuestro país, está hecho para la longevidad más digna y bella que pueden crear las manos colombianas.
8. Muestran la cotidianidad de nuestro país
Los canastos relatan el día a día de las familias artesanas. No hay rincón en los hogares de Usiacurí, por ejemplo, que no esté acompañado por una fibra de la iraca. Allí, los artesanos trenzan, secan, tiñen y anudan entre sus dedos, invaluables piezas que representan su diario vivir.
Imagen: Eric Bauer.
9. Representan la dedicación y paciencia del oficio
En el universo de las manos artesanas, hay un astro permanente que siempre marca la pauta del trabajo: se trata de crear con paciencia el ritmo con el cual, cada quien teje la fibra. Sin importar si los artesanos son puristas o progresistas, todos dejan plasmado en los canastos el ritmo y el esfuerzo de sus manos.
10. Relatan la exuberancia y diversidad colombiana
Como si fueran palabras de un cuento mágico, con sus colores y tejidos, los canastos relatan la riqueza de las tonalidades; la diversidad de las fibras vegetales y la vivacidad de las formas de nuestra tierra.
Imagen: Mauricio Ballesteros.
Hoy más que nunca, #ElCanastoEstádeModa y por eso, queremos invitarle a usarlo y demostrar todo el cariño que evoca nuestra tierra y sus artesanías.