Mochilas kankuamas: Representaciones de la madre tierra
Por Expoartesano 2017
Las mochilas kankuamas son un accesorio llamativo, que captura la atención de muchas personas gracias a sus diseños místicos y colores vivaces, en los que se representa el poder y la fuerza de la naturaleza.
Este año, Expoartesano nos cuenta la historia de este tejido que se ha convertido en el elemento insignia de los Kankuamos, una comunidad indígena ubicada al norte de Valledupar.
Tejiendo el Origen del mundo
A las mujeres kankuamas las inspira la cercanía con las sagradas montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Doce comunidades componen el resguardo indígena Kankuamo, un territorio de 24 mil hectáreas que el Estado colombiano reconoció legalmente en 2003; un pueblo enclavado en los cerros pedregosos bordeados por el río Guatapurí; allí, desde siempre, las mujeres han tejido el fique y la lana para elaborar mochilas y chinchorros.
Para los kankuamos, la estructura cilíndrica de la mochila es símbolo de la feminidad y la fertilidad; representa a la gran madre cósmica. Sus mujeres hilan, tejen el fique y la lana, y además, diseñan. Este último paso es el más complejo, ya que pone a prueba la destreza de la tejedora y su entendimiento de una sabiduría ancestral.
Aprenden con el diseño del cerro, que simboliza los de la Sierra, y cuando están preparadas pasan al caracol, insignia del pensamiento de la mujer; la cocada, emblema del pensamiento del hombre; el camino, que representa el sagrado camino hacia la Sierra Nevada; y el canguro, un meticuloso diseño que simboliza la madre tierra. Las kankuamas deben tejer sintiendo el significado del símbolo, para impregnar con sus pensamientos cada mochila.
Solo unas pocas mujeres de la comunidad tienen permitido tejer en un lugar sagrado. Lo hacen por invitación del mamo cuando es necesario llevar una ofrenda a la madre tierra y pedirle que el agua no se acabe. Según la tradición, las mujeres deben tejer mochilas de fique blanco, con el diseño del canguro, que luego entregan al mamo para que él se encargue de hacer el pagamento; la mochila también está presente en los ritos que marcan un cambio de ciclo: el bautizo, la pubertad, el matrimonio, la curación y la muerte.
El color lo usan únicamente para las mochilas que ponen a la venta. Para tinturar utilizan plantas naturales como el dividivi, el coco, el eucalipto, el morito y la flor violeta de la batatilla. El proceso, que consiste en moler las plantas y ponerlas a hervir en un caldero toda la noche, debe hacerse bajo el dominio de la luna creciente, solo así, explican, el color se adhiere al material.
Suelen tejer un par de horas al día en compañía de sus familiares y otras mujeres de la comunidad. Sus jornadas se dividen entre las funciones del hogar, el tejido, la preparación de cocadas, arequipe, papas rellenas y patacones, para consumo de la familia y, en algunos casos, para vender. El tejido las mantiene vivas y conectadas con su pasado, las mujeres kankuamas saben que, con cada mochila que terminan, están honrando a sus ancestros.