La “Palma Sará”, una fibra que da vida a la artesanía
Por Sistema de Información para la Artesanía - Siart.
En la costa norte colombiana hay un lugar cuya historia ha estado acompañada por la “Palma Sará” (Copernicia tectorum); una planta que crece en sabanas inundables de la Región Caribe del país, donde varias familias campesinas usan sus cogollos para elaborar sombreros y otras artesanías.
Se trata del corregimiento de Cascajal, ubicado en el municipio de Magangué dentro del departamento de Bolívar. Allí, el tejido de sombreros con el cogollo de la “Palma Sará” es una tradición que se ha heredado entre las mujeres de “la capital de los ríos”, como es conocido Magangué.
Esta herencia es también la que recibió Yomaira Arias, una artesana hija de padre pesquero y madre artesana, que desde pequeña aprendió a adaptar sus costumbres a las cualidades de un territorio bañado por las aguas del sistema de ciénagas más robusto de Colombia.
Yomaira aprendió a tejer desde muy pequeña y sus travesuras contribuyeron a formar la artesana que es hoy: “uno se cogía las palmas y se ponía a tejer, y a prueba y error fue que uno aprendió a trabajar, a escondidas de mamá”.
La palma sará es una fibra blanda, muy bondadosa, de color beige y que exige un largo proceso antes de la elaboración de una artesanía. Su cogollo mide hasta cuatro metros y se pone a secar al sol durante uno o dos días, dependiendo del clima.
Después del secado, el cogollo se “repilla” (se deshebra para formar tiras de aproximadamente un metro de largo y siete milímetros de ancho), y se teje en una trenza larga que posteriormente, es cosida en forma de espiral para formar el producto más característico: el sombrero.
El sombrero es un elemento fundamental en el vestuario de la Región Caribe, pues ayuda a los campesinos a protegerse del sol y de la lluvia en sus labores de subsistencia. Sin embargo, con el paso del tiempo, las artesanas de Cascajal han aprendido a elaborar otras piezas como abanicos, bolsos, individuales y tapetes.
La producción de sombreros y otros productos derivados de ellos como bolsos, individuales y canastos ha aumentado, así que hombres y mujeres cascajaleras han adoptado con fuerza la artesanía como forma de vida y han comprendido la importancia de esta actividad para conservar su identidad cultural, a tal punto que hoy incluso, cuentan con la Asociación de Mujeres Artesanas de Cascajal en Palma Sará.
Hoy, Yomaira y otros artesanos sueñan con la protección de la fibra para que la actividad pueda continuar aportando a la economía y al fortalecimiento de Cascajal. Razón por la cual, Artesanías de Colombia ha aportado a lo largo de 2019 a través de su Programa de Atención a la Población Víctima y Vulnerable, a la apertura de nuevos espacios comerciales a nivel nacional, para que los artesanos lleven sus productos y de esta manera, se contribuya con la visibilización de artesanías que se vienen perfeccionando a nivel técnico y de diseño.
Adicionalmente, en Cascajal se están conformando grupos artesanales que buscan el incremento de la eficiencia en la obtención de materia prima (cada vez más escasa en la zona), así como en la producción y la comercialización en otros contextos, más allá de Cartagena y Santa Marta.
Si usted visita Magangué, no deje de pasar por Cascajal y conozca la tradición que ha marcado la vida de este corregimiento: el tejido en “Palma Sará”.
Mayores informes:
Michele Olarte
Programa de Atención a la Población Víctima y Vulnerable
Artesanías de Colombia
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