A sus 27 años de edad Karen Tiller Pana, una joven Wayúu miembro de la comunidad Jonjoncito, en el municipio de Uribia en La Guajira, es toda una empresaria y un ejemplo para las mujeres de su etnia. Hace poco constituyó su empresa ARTESJALA-ALA en donde directa o indirectamente se benefician doscientas personas, la mayoría de ellas mujeres. 

Allí se teje y se replica principalmente la tradicional y emblemática mochila Wayúu en todas las gamas de colores y en distintos tamaños. “Hacemos mochilas pequeñas, medianas, grandes y súper grandes al estilo playero con nuestra materia prima, el hilo crochet mercerizado y el algodón colombiano, y ahora también estamos implementando  material importado de excelente calidad e innovando nuestros productos”, relata Karen quien recientemente se graduó como administradora de empresas de La Universidad de Cundinamarca.

El trabajo en equipo y la calidad de sus artesanías le ha permitido traspasar fronteras y llegar a distintos rincones de Colombia y  del mundo; sin embargo, Karen tiene muy claro que el significado del objeto artesanal es mucho más que una actividad económica, “se trata de la vida misma de cada individuo Wayúu ya que desde pequeños nos enseñan el arte del tejido y nuestra misión es conservarlo y transmitirlo a las futuras generaciones”, cuenta esta joven que conoce a la perfección el peso de sus palabras, pues desde los tres años comenzó a tejer. 

Ella, como el resto de su comunidad, sabe que a pesar de las dificultades de acceso a su territorio y de las múltiples necesidades de su departamento, lo que buscan es mostrarle al mundo que su cultura indígena trabaja día a día tejiendo ideas, entrelazando sueños, plasmando sus propias vivencias y esperanzas de la manera en como sienten la vida.  

Sin importar los obstáculos Karen asegura que su territorio es “mucho más que mi casa, es mi centro de inspiración por su tranquilidad, su gente, sus paisajes y atardeceres maravillosos que quedan grabados en mis productos”. 

Con las técnicas del crochet o punto de ganchillo, macramé, paleteado y osonushi, los artesanos materializan sus diseños cuyas propiedades se pueden apreciar en su textura, color y contextura, y en detalles como las cargaderas, cordones y pompones que acompañan y complementan a la mochila Wayúu. 

Aunque es consiente del valor ancestral de este accesorio, Karen prefiere mirar hacia adelante y seguir ocupando las listas de productos de mayor uso y  mayor demanda en el mercado nacional e internacional. 

Esta mujer emprendedora y optimista, a la que nada parece quedarle grande, cumple un papel esencial dentro de su sociedad, pues es la gestora de un ideal colectivo que busca generar empleo y darle un mejor futuro a su gente desarrollando novedosas formas para conquistar nuevos mercados y seguir brindando trabajo a más familias. “Cuando trabajamos en equipo se ve el esfuerzo y el amor que ponemos en nuestros objetos, es más fácil ser más competitivos y por consiguiente mejorar nuestra calidad de vida”. 

Karen, que a su corta edad ya dice sentir una satisfacción personal con lo que ha conseguido hasta ahora, no pasa por alto el papel que Artesanías de Colombia ha significado en sus logros, “es una Entidad a la cual tenemos mucho que agradecer por tenernos en cuenta siempre y sobretodo, por valorar y apreciar nuestro trabajo”, señala. 

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Álvaro Iván Caro Niño
Expoartesano
Artesanías de Colombia
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