Molas: Un universo femenino inspirado por la tradición

Por Expoartesano 2017

Comunidad Gunadule en Expoartesano 2017
Comunidad Gunadule en Expoartesano 2017 - Imagen: Artesanías de Colombia

Muchas de las mujeres de la etnia gunadule aprenden sobre este oficio mirando. Desde muy pequeñas observan en silencio a sus madres y otras mujeres de la comunidad; se conectan con la destreza con la que bordan sobre el algodón animales y figuras geométricas llenas de color.

Desde niños los miembros de la comunidad tienen claro que la mola es un elemento del universo femenino que las mujeres gunadule –asentada en Necoclí, en el departamento de Antioquia– exhiben en sus vestidos. Para ellas en particular queda también muy claro que solo podrán empezar a tejer con la llegada de la primera menstruación. La sangre marca su ingreso a una tradición ancestral.

Cuando llega el momento suelen estar preparadas. Cortan la tela, trazan con un lápiz el diseño, enhebran el hilo y empiezan. Bordan figuras diversas como el pescado, que además por costumbre deben comer durante un mes después de dar a luz a sus hijos.

Dedicarse a las molas significa para muchas el fin de su educación formal, pues si deben desplazarse para terminar el colegio se cohíben, ante la creencia que tienen los gunadules de que, si las mujeres dejan su comunidad por el estudio, tendrán por marido a un blanco, un vaticinio que aterra a muchas familias. Por eso muchas se quedan para aprender a cocinar, a servir en el hogar y a consolidar su bordado.

La colorida tradición de las molas se beneficia de la permanencia de las mujeres en sus comunidades, pues ellas se dedican a crear diseños llenos de vida con animales como el loro, el mico, la tortuga y el cangrejo, que ubican en ambientes selváticos llenos de árboles, agua, luz y flores. También bordan diseños geométricos, figuras que tienen un profundo significado de protección. En total existen más de 400 diseños.

Con el fin de fortalecer el trabajo de estas juiciosas bordadoras, se creó hace ocho años la Asociación de Mujeres Artesanas de la comunidad gunadule, para que entre todas se apoyen en el proceso de vender y dar a conocer los productos en las diferentes ferias de artesanías del país. Además de vestidos, con las molas hacen bolsos, zapatos, carteras, cojines y balacas.

Su dedicación ha dado frutos por fuera de sus territorios y hoy las mujeres les venden a diseñadores de Cali y Bogotá, e incluso a algunos extranjeros. Una vez al mes viajan al municipio de Turbo, Antioquia, para enviar pedidos y adelantar trámites administrativos de la asociación, lo cual implica un desplazamiento de tres horas a caballo hasta la vereda Manuel Cuello y carro otros 30 minutos. Del duro regreso, las consuela la promesa de volver a internarse en la selva, de sentir de nuevo el aroma de su hogar.

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