Por Sistema de Información para la Artesanía - SIART miércoles 12 de abril de 2017
Conozca la historia de los artesanos colombianos que dan vida a las piezas tradicionales de la Semana Mayor.
Semana santa es bien conocida como una semana de reflexión, descanso, y para muchos la oportunidad para desconectarse de la rutina viajando a diferentes regiones donde la tradición y las creencias que conlleva cada religión se hacen presentes de maneras alternativas. Por eso, esta semana destacaremos la historia y el trabajo de dos personajes, que con su creatividad, talento le han dado un significado muy especial a las piezas religiosas que crean en su diario vivir: Rosa María Jerez y Rodrigo Alegría.
Cada uno de estos personajes, además de exhibir lo mejor de sus productos artesanales, plasman en estos el valor y la importancia que tiene esta semana para el territorio donde viven y su gente. Así que, si de casualidad va a viajar a Raquira o Popayán lugares donde la tradición de semana santa es bastante significativa, no puede irse de allí sin conocer el trabajo de estos personajes, y por supuesto llevarse alguno a casa, novenas, cristo y todos los objetos artesanales que se elaboran en estas regiones.
Boyacá es uno de los destinos turísticos predilectos en Semana Santa, su riqueza y tradición arquitectónica inspira a cada turista a unirse a los rituales religiosos que se realizan en esta zona. Y por supuesto una de las paradas obligadas es Raquira, la capital artesanal de Colombia, donde nació Rosa María Jerez, una de las representantes de la artesanía religiosa.
Cuando era niña acompañaba a su madre, la maestra Otilia Jeréz a misa y recuerda que se deslumbraba con las imágenes religiosas que veía en la iglesia y en las procesiones de la Virgen del Carmen. Así fue como le dio paso a su deseo de crear piezas religiosas en barro.
Su primera creación artesanal fue una réplica de la iglesia de Villa de Leiva en cerámica. Aunque fue un trabajo con escepticismo, estas piezas las convirtieron en una artista popular, siempre con la idea de innovar. Luego de esta, las primeras imágenes religiosas que dibujó fueron las de la virgen María y San José.
Para elaborarlas Rosa María, extrae la arcilla de una mina para luego proceder a amasarla ayudándose de sus pies, y finalmente moldea y da vida a estos maravillosos objetos que le han brindado numerosas satisfacciones.
Ahora, es conocida en todo el mundo con sus Otilias, vírgenes de barro, únicas y encantadoras que han recorrido el mundo en varias exposiciones, e incluso han llegaron hasta el vaticano cuando el propio Papa Francisco I recibió una de estas, como regalo especial del presidente.
¡Si pasa por Raquira seguro puede encontrarse con una de sus obras!
Popayán es otros de los lugares más representativos de las ceremonias de Semana santa, allí las imágenes de madera tallada y lo imponentes objetos santificados acompañan los recorridos de cada día. Aquellos que han asistido a estas celebraciones de seguro han visto el trabajo de Rodrigo Alegría, un maestro de la ebanistería que ha impregnado su amor y respeto espiritual en cientos de piezas religiosas.
Desde los 10 años Rodrigo se interesó por el arte de la carpintería, y aunque a lo largo de su vida ha hecho todo tipo de accesorios, su trabajo se destaca por piezas religiosas como altares, sillas de cuero, restauración de imágenes, andas de Semana Santa y Cristos a gran escala.
Sus creaciones siempre han estado inspiradas por la naturaleza y los animales, de allí saca toda la fuerza para seguir innovando en este oficio, característica que lo ha consagrado como un artista polifacético.
Aparte de innovar y agregarle su sello particular a los objetos religiosos más representativos, su fuerte creencia religiosa combinada con el talento lo llevó a vivir para él ‘la experiencia más bonita’: elaborar la silla en la que se sentó el Papa Juan Pablo II durante su visita a Popayán en 1986.
“Yo había visto en libros que las sillas papales eran todas muy parecidas, pero quise ponerle algo de color y tallar unas aves.” Relata.
Cada año, previamente a la semana de reflexión, Rodrigo se prepara junto a su hijo, a quien le ha heredado su oficio, para restaurar las figuras sagradas, y arreglar las andas o plataformas de madera, donde se recrean las escenas más representativas de cada evangelio: la crucifixión, la muerte y la resurrección de Jesús. Un trabajo que lo invade de orgullo y que quiere dejar como legado a sus hijos.
Fuente: Libro “Grandes Maestros del Arte Popular Colombiano”. Segunda edición. Suramericana, Artesanías de Colombia y Cecilia Duque Duque. 2014. Páginas 77, 216.
