Colombia Artesanal: la Chamba, tradición ancestral
Por Sistema de Información para la Artesanía Siart
Luego de presentar lo mejor de la cerámica de Ráquira y de El Carmen de Viboral, nuestra serie Colombia Artesanal llega al departamento del Tolima para dar a conocer un territorio en el que sus artesanos se caracterizan por el talento y la habilidad que llevan en su alma y sus manos, para materializar y plasmar su esencia en cada objeto de cerámica.
La vereda de La Chamba es uno de los centros cerámicos más reconocidos del país. Está ubicada en el departamento del Tolima a 10 km del casco urbano y a 14 km de El Espinal. Su economía está basada en la producción agropecuaria y la elaboración de artesanías es llevada a cabo por más del 85% de su población.
Desde hace más de trescientos años los pobladores de este corregimiento se han dedicado a la alfarería y sus conocimientos han pasado de generación en generación, hasta convertir en tradición el trabajo del barro y la creación de piezas que llevan consigo la historia y la cultura de una región típicamente artesanal.
Los primeros pueblos que habitaron el valle del río Magdalena fueron los Poinco o Yaporogo de la cultura Pijao. Ellos elaboraban piezas en cerámica como múcuras y recipientes, con fines utilitarios y ceremoniales. Por esta razón, a comienzos del siglo XX la cerámica de La Chamba tenía las características de esta cultura indígena.
Con el paso de los años y por hechos históricos como el de la conquista española, la cerámica de La Chamba comenzó a transformarse hasta el punto en el que algunos elementos simbólicos indígenas desaparecieron, pero, las formas de las piezas y la utilización de la técnica de engobe con barro rojo fueron acogidas y conservadas hasta el día de hoy.
Hacia el año de 1937 la cerámica de La Chamba empieza tener un reconocimiento a nivel nacional. Son los artesanos quienes elaboran las ollas, platos y demás objetos que se comienzan a utilizar en diferentes regiones del país para hacer sus comidas típicas.
Esto se debe en primera instancia a la apertura de la carretera entre este corregimiento y El Espinal, lo que lleva también a que los artesanos continúen desarrollando nuevas técnicas como el ahumado y la creación de nuevos objetos artesanales.
El auge del desarrollo de las piezas de cerámica de La Chamba y la motivación de los artesanos por seguir diferenciándose en el país entero con sus creaciones, lleva a que se instaure en el año de 1972 la Institución Educativa Técnica La Chamba, a fin de que los niños y los jóvenes reciban formación especializada en producción artesanal.
De igual forma, por medio del Centro Artesanal de La Chamba creado por Artesanías de Colombia en el año de 1970, y la creación de la Cooperativa Artesanal de la Chamba, los artesanos obtuvieron más apoyo para continuar fortaleciendo su oficio y hacerlo único en el país.
Artífices de una tradición
La tradición cerámica de La Chamba no podría existir sin aquellos artesanos que le han puesto el alma, la vida y el corazón a cada pieza artesanal que proviene de esta bella tierra y que con sus manos mantienen viva una tradición que los ha llevado a ser reconocidos en todo país.
La elaboración de la cerámica en La Chamba está ligada principalmente a las mujeres. Son ellas quienes con sus manos comienzan a darle vida al barro, que previamente ha sido conseguido y preparado por los hombres de la región. Cabe destacar, que ellos también elaboran piezas de cerámica pero en menor proporción que las artesanas.
Dentro de las artesanas y artesanos se destacan: Ana María Cabezas, Gilma Barreto y Rosa Barreto por guiar el desarrollo de la producción artesanal en La Chamba; el maestro Eduardo Sandoval Valdés que retrata en sus objetos artesanales la cultura y la tradición del Tolima; y artesanos como Luz Mariel, Óscar Uriel Rodríguez y Astrid Betancourt que han dejado en alto el nombre de La Chamba gracias a la presencia de sus artesanías en diferentes espacios internacionales.
Nombres como Fanny Torrijos, Aminta Méndez de Aviléz, Gloria Inés García, María Nelly Guzmán, Iván Avilés y Consuelo Rodríguez, entre otros, son algunos de los más de 1300 artesanos y habitantes de La Chamba que le dan vida a cazuelas, múcuras, ollas y demás objetos que llegan a los hogares colombianos y que por su historia e importancia son consideradas emblemáticas.
Estas piezas llevan guardado el ingenio y la inspiración mágica de artesanos que día tras día se esfuerzan por mostrar lo mejor de sí y por decirle al mundo que su cerámica es un objeto único y tradicional que representa a una tierra que se construye con el barro y se enorgullece de su talento.
Especial realizado por el Sistema de Información para la Artesanía Siart, de Artesanías de Colombia.
Fuente: Los cuadernos del barro, La Chamba, donde el río pasa entre loza negra y roja, 2014, Ministerio de Cultura, Fundación Tridha.