“Uno se cogía las palmas y se ponía a tejer, y a prueba y error fue que uno aprendió a trabajar, a escondidas de mamá”.
Así cuenta Yomaira Arias, una artesana hija de padre pesquero y madre artesana, que desde pequeña aprendió a adaptar sus costumbres a las cualidades de un territorio bañado por las aguas del sistema de ciénagas más robusto de Colombia ubicado en la costa norte colombiana, cuya historia ha estado acompañada por la “Palma Sará” (Copernicia tectorum); una planta que crece en sabanas inundables de la Región Caribe del país, donde varias familias campesinas usan sus cogollos para elaborar sombreros y otras artesanías.
En el corregimiento de Cascajal, ubicado en el municipio de Magangué dentro del departamento de Bolívar, el tejido de sombreros con el cogollo de la “Palma Sará” es una tradición que se ha heredado entre las mujeres de “la capital de los ríos”, como es conocido Magangué.