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Tradición que se enseña de generación en generación

Por Sistema de Información para la Artesanía Siart lunes 16 de diciembre de 2013

Al recorrer Expoartesanías 2013 se puede observar que más allá de la belleza de cada uno de los productos exhibidos, se esconde una historia y unas raíces familiares que se cuentan de generación en generación.

Una tradición tejida en caña flecha
Una tradición tejida en caña flecha - Imagen: Artesanías de Colombia

Todo lo que se sabe y todo lo que se aprende en cualquier escuela o en cualquier lugar, tiene su propia historia, su propio momento y su propio narrador. Todo es producto de la experiencia de otros y fruto de lo que alguien un día pensó y sintió, y la artesanía no es ajena a ésta premisa.

Los productos artesanales, si se ven más allá de las materias primas con las que están hechos, o el diseño o su valor económico, no cuentan solo una vivencia del hoy, también son un reflejo de años y años de oficio y de tradiciones ancestrales cuyo valor es incalculable. 
Durante el recorrido por Expoartesanías, se puede evidenciar que los productos artesanales generalmente se convierten en insignias de una región específica de nuestro país, y a su vez, estos son elaborados por comunidades que han estado arraigadas a esos lugares por muchos años. 
Pues bien, es ahí donde cada producto cuenta su historia, es ahí donde cada oficio representa las costumbres y tradiciones de una comunidad y de sus antepasados. No es fácil escuchar lo que tienen para decir, pero si se escucha con atención, seguramente más allá del producto, podrá ver una comunidad, una tradición y una historia. 
Una tradición tejida en familia
Si hablamos de oficios que van de generación en generación, que mejor que hablar de ese que se ha ejercido por años para elaborar el símbolo artesanal colombiano más reconocido, el Sombrero Vueltiao. 
Don Marcial Montalvo, maestro artesano de Tuchín (Córdoba), reconocido con la distinción  “Maestro de maestros” en la entrega de la Medalla a la Maestría 2013, por sus 40 años en el trabajo de trenzado, tejeduría y tintura de caña flecha, hace parte de una de las cuatro generaciones de su familia que han aprendido y practicado este oficio. 
Mientras vende sus excelentes y admirados productos en la feria, nos cuenta con orgullo que desde los 6 años aprendió las bases de este oficio, que le enseñó su padre, a quien a su vez le enseñó su abuelo.
Escuchando su historia, es imposible observar que allí, pendientes de todo lo que cuenta, está a la derecha su hijo, y a la izquierda su nieto, quienes también aprendieron a la misma edad que él, los primeros pasos para llegar a ser conocedores de este ancestral oficio.
El maestro Marcial cuenta que lo primero que se aprende es a trenzar. Eso lo hizo en la comunidad en la que creció junto a la familia de su padre y su madre. Luego, cuando ya llega a vivir a Tuchín, a la edad de los 12 años, ya sabía totalmente trenzar y coser, esta segunda actividad, desarrollada solo por los hombres. En su memoria aún está presente el primer sombrero que pudo elaborar y terminar sin ayuda.
En Tuchín, vive desde entonces, y luego de algunos años de dedicarse a labores del campo, tuvo la oportunidad de aplicar ese oficio artesanal que su padre le había enseñado desde niño, para crear el sustento de su esposa y sus hijos. 
Pero este oficio, en el que lleva más de 40 años, hace parte también de la vida de sus hijos. Según su hijo Emer, desde que estaban muy niños, él y sus 5 hermanos observaban a su padre tejiendo y cosiendo sombreros vueltiaos desde muy tempranas horas, lo que los motivó también a aprender y a convertirse en conocedores de esta labor. 
Primero aprendió como todos a tejer y a hacer costuras, y luego terminación de productos. Él recuerda la época en la que llegó la innovación a este oficio, gracias a Artesanías de Colombia, y se inició la elaboración de manillas, pulseras y bolsos. 
Emer, aunque es profesional en Comercio Exterior, es uno de los dos hijos del señor Marcial que se dedicó al oficio. Cuando habla de sus dos hijos, dice que quiere también que ellos aprendan y que se siga transmitiendo de generación en generación el oficio, ya que esto influye en que no se pierdan las tradiciones de la cultura Zenú, de la que actualmente sólo quedan las Artesanías y los rasgos físicos.
En medio de la conversación, manifiesta que sería una gran experiencia para él, poder ver a sus hijos y sobrinos en unas próximas versiones de Expoartesanías, encargados del negocio, orgullosos de llevar el apellido Montalvo, y haciendo honor a él, a su padre y a su abuelo. 
Mayores informes:
Liz Adriana Fetiva
Expoartesanías - Artesanías de Colombia
Bogotá – Colombia
Teléfono: 2861766 Ext 262 - 3445411/13/20
Correo: expoartesanias@artesaniasdecolombia.com.co

Todo lo que se sabe y todo lo que se aprende en cualquier escuela o en cualquier lugar, tiene su propia historia, su propio momento y su propio narrador. Todo es producto de la experiencia de otros y fruto de lo que alguien un día pensó y sintió, y la artesanía no es ajena a ésta premisa.

Los productos artesanales, si se ven más allá de las materias primas con las que están hechos, o el diseño o su valor económico, no cuentan solo una vivencia del hoy, también son un reflejo de años y años de oficio y de tradiciones ancestrales, cuyo valor es incalculable. 

Durante el recorrido por Expoartesanías, se puede evidenciar que los productos artesanales generalmente se convierten en insignias de una región específica de nuestro país, y a su vez, estos son elaborados por comunidades que han estado arraigadas a esos lugares por muchos años. 

Pues bien, es ahí donde cada producto cuenta su historia, es ahí donde cada oficio representa las costumbres y tradiciones de una comunidad y de sus antepasados. No es fácil escuchar lo que tienen para decir, pero si se escucha con atención, seguramente más allá del producto, podrá ver una comunidad, una tradición y una historia. 

Una tradición tejida en familia

Si hablamos de oficios que van de generación en generación, que mejor que hablar de ese que se ha ejercido por años para elaborar el símbolo artesanal colombiano más reconocido, el Sombrero Vueltiao

Don Marcial Montalvo, maestro artesano de Tuchín (Córdoba), reconocido con la distinción “Maestro de maestros” en la entrega de la Medalla a la Maestría 2013, por sus 40 años en el trabajo de trenzado, tejeduría y tintura de caña flecha, hace parte de una de las cuatro generaciones de su familia que han aprendido y practicado este oficio. 

Mientras vende sus excelentes y admirados productos en la feria, nos cuenta con orgullo que desde los 6 años aprendió las bases de este oficio, que le enseñó su padre, a quien a su vez le enseñó su abuelo.

Escuchando su historia, es imposible observar que allí, pendientes de todo lo que cuenta, está a la derecha su hijo, y a la izquierda su nieto, quienes también aprendieron a la misma edad que él, los primeros pasos para llegar a ser conocedores de este ancestral oficio.

El maestro Marcial cuenta que lo primero que se aprende es a trenzar. Eso lo hizo en la comunidad en la que creció junto a la familia de su padre y su madre. Luego, cuando ya llega a vivir a Tuchín, a la edad de los 12 años, ya sabía totalmente trenzar y coser, esta segunda actividad, desarrollada solo por los hombres. En su memoria aún está presente el primer sombrero que pudo elaborar y terminar sin ayuda.

En Tuchín, vive desde entonces, y luego de algunos años de dedicarse a labores del campo, tuvo la oportunidad de aplicar ese oficio artesanal que su padre le había enseñado desde niño, para crear el sustento de su esposa y sus hijos. 

Pero este oficio, en el que lleva más de 40 años, hace parte también de la vida de sus hijos. Según su hijo Emer, desde que estaban muy niños, él y sus 5 hermanos observaban a su padre tejiendo y cosiendo sombreros vueltiaos desde muy tempranas horas, lo que los motivó también a aprender y a convertirse en conocedores de esta labor. 

Primero aprendió como todos a tejer y a hacer costuras, y luego terminación de productos. Él recuerda la época en la que llegó la innovación a este oficio, gracias a Artesanías de Colombia, y se inició la elaboración de manillas, pulseras y bolsos. 

Emer, aunque es profesional en Comercio Exterior, es uno de los dos hijos del señor Marcial que se dedicó al oficio. Cuando habla de sus dos hijos, dice que quiere también que ellos aprendan y que se siga transmitiendo de generación en generación el oficio, ya que esto influye en que no se pierdan las tradiciones de la cultura Zenú, de la que actualmente sólo quedan las Artesanías y los rasgos físicos.

En medio de la conversación, manifiesta que sería una gran experiencia para él, poder ver a sus hijos y sobrinos en unas próximas versiones de Expoartesanías, encargados del negocio, orgullosos de llevar el apellido Montalvo, y haciendo honor a él, a su padre y a su abuelo. 

Mayores informes:

Liz Adriana Fetiva
Expoartesanías - Artesanías de Colombia
Bogotá – Colombia
Teléfono: 2861766 Ext 262 - 3445411/13/20
Correo: expoartesanias@artesaniasdecolombia.com.co

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26 de abril de 2024 - Última actualización: 26 de abril de 2024

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