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Colombia Artesanal: los Kankuamo, tejiendo el pensamiento

Por Sistema de Información para la Artesanía – SIART viernes 17 de julio de 2020

Elaborar mochilas es la actividad artesanal de los Kankuamo. Los hombres preparan la fibra y las mujeres hilan el fique, alistan los tintes y tejen hasta tener en sus manos una pieza que hace parte de su expresión cultural. ¡Conozca cómo la elaboran!

Tejiendo la mochila kankuama
Tejiendo la mochila kankuama - Imagen: Artesanías de Colombia

“El que sale sin mochila, sale sin esperanza”
 - Expresión popular de la región.

 “El que sale sin mochila, sale sin esperanza”
- Expresión popular de la región.
Para los Kankuamo, el tejido de su mochila representa el origen del mundo y siendo las mujeres creadoras de vida, son ellas las encargadas de tejer y transmitir sus saberes a los más pequeños, con el ánimo de mantener viva su cultura y preservar el oficio de generación en generación. La mujer kankuama es creadora de conocimiento y de pensamientos; es la protectora de las prácticas artesanales de este pueblo indígena.
Y es que el tejido está ligado a la vida del Kankuamo. En la metaforización del “enseñar-aprender de la educación propia” de la Organización Indígena Kankuamo (OIK), practicar y transmitir el oficio, es tejer el pensamiento y fortalecer la identidad cultural del pueblo, es plasmar los valores familiares, así como el conocimiento del principio espiritual de las cosas y la responsabilidad de la comunidad para sostener sus valores ancestrales y garantizar que este pueblo no desaparezca. 1
Cada parte de la mochila (chiripe, cuerpo, boca y gaza), representa la cosmovisión del pueblo kankuamo y su proceso de elaboración inicia con la recolección y preparación de la fibra vegetal.
Alistando el fique
El “maguey” o fique (agave americano), es la fibra utilizada para la elaboración de las mochilas. Esta crece de manera silvestre y por su alta demanda, es cultivada por indígenas y campesinos en la región.
Los hombres son los encargados de procesar el maguey. Primero cortan las hojas en el cultivo cuando estas tienen aproximadamente dos metros de largo; luego la extraen mediante la técnica del “macaneo”, que consiste en raspar la hoja con una macana o una paleta de madera cóncava, y aunque este proceso también se puede hacer con una máquina especial, los “macaneros”, como se le llama a quienes preparan el maguey, prefieren hacerlo de forma manual para obtener una fibra de mejor calidad, ideal para una mochila llena de tradición.
Posteriormente, el macanero pone a secar la fibra y la lava para sacarle la leche del maguey, luego la pone al sol para un segundo secado y cuando está lista, la entrega a la artesana para que, con destreza y experticia, comience a hacer los hilos.
El Hilado
Una vez el fique está en manos de la artesana, este es lavado y puesto al sol nuevamente, con el fin de quitarle partículas que puedan afectar el hilado y cuando se seca, la artesana “empata la cabuya”, proceso que consiste en armar manualmente un hilo grueso, para luego hilarlo con la “carrumba”, herramienta ancestral especial para este uso.
En la carrumba se hace el “corchado” para darle fuerza al hilo, uniendo dos o más hilos sencillos. Luego se hacen madejas, “tomando una punta de la cabuya entre los dedos pulgar e índice y envolviendola en el codo”2... Así se obtiene el hilo que será transformado en mochila.
Del hilado depende la calidad de la mochila y al ser este un proceso de suma importancia, es realizado en gran medida por las artesanas con mayor experiencia en el oficio, pues en sus manos tienen la habilidad finita para lograr los hilos adecuados, sean gruesos o delgados.
Colores de tradición
Tinturar las fibras es un proceso que diferentes comunidades artesanas hacen y con el cual le dan a sus productos un toque identitario. Para los Kankuamo, el tinturado es un proceso imprescindible a la hora de elaborar sus mochilas, pues en los colores también se imprime el pensamiento de la comunidad.
El tinturado depende del tipo de mochila y del colorante que se utilice. Por ejemplo, para las mochilas arroceras, se usan anilinas de colores encendidos como el fucsia, el azul, el amarillo o el verde, entre otros. Para darle color a la fibra, se mezcla la anilina con agua caliente y se sumergen los hilos dejándolos a fuego lento hasta que estos obtengan el color deseado. Luego se sacan y se exponen al sol hasta que sequen.
Por otra parte, el uso de tintes vegetales es una práctica milenaria y aunque estuvo a punto de desaparecer debido al uso de tintes industriales, se ha venido recuperando en mochilas como las mejoradas. Estos tintes son elaborados manualmente por los artesanos, quienes aprendieron de sus ancestros a encontrar los colores deseados en elementos de origen natural como: el palo de Brasil, el limón, el corazón de morito, el morado de hoja, la fruta de juguito, la hoja del bejuco chinguiza, la legumbre del dividivi y la semilla del achiote, entre otros.
Cuando el tinte está preparado, se pone a hervir en agua la fibra y se le va adicionando el colorante con sal, para que el color penetre uniformemente en los hilos. Luego de quitarle las impurezas y los sobrantes de color, se suavizan los hilos aplicando productos como sábila o suavizante y finalmente se pone a secar al sol para que el color se fije.
El tejido
Con la fibra lista, la artesana crea en su mente el diseño que quiere plasmar en la mochila y comienza a tejer usando una aguja capotera. Sus primeros tejidos en espiral dan como resultado una trama circular en forma de caracol, creando el “chiripe” o fondo de la mochila; y puntada tras puntada la artesana va tejiendo el cuerpo de la mochila, seguida de “la boca” que es la terminación del cuerpo, luego teje la gaza (colgadera) y finalmente, une el cuerpo y gaza.
En el proceso, la artesana puede utilizar colores y puntadas diferentes para darle forma a las franjas, los diseños y jaspeados que ella tiene en su mente, razón por la cual, cada mochila es única y singular. 
Eso sí, hay que destacar que para tejer el chiripe y el cuerpo en forma de caracol o con franjas, la puntada debe ser la tradicional o “lazada”, un tejido apretado que le aporta rigidez a la pieza.
Por su parte, la gaza lleva una puntada conocida por la comunidad como “tejido en V” gracias a su apariencia final. Esta es realizada con un tipo especial de trenzado con hilo sencillo o dos cabuyas.
Entre la variedad de puntadas utilizadas para tejer las mochilas kankuamas se encuentran: el tejido de “lata” o doble lazada, caracterizado por su trama suelta; tejido de piña; encaje o granito de arroz; dos puntas o entrepunta; puntada boca sencilla; puntada boca doble y puntada tejido de media, entre otras.3 
Y aunque son las mujeres las encargadas de tejer, es importante destacar que algunos hombres han aprendido el oficio, con el fin de apoyar económicamente a sus familias debido a los períodos de conflicto armado existentes en su territorio ancestral.
De esta forma se elabora la mochila, una pieza en la que queda impresa la enorme creatividad de la artesana y el sentir del pueblo Kankuamo, enriqueciendo la cultura de nuestra #ColombiaArtesanal. ¡Conozca en el próximo especial, algunas de las formas que son tejidas en esta mochila y su significado!
Especial realizado por el Sistema de Información para la Artesanía – SIART
1 Memoria de Oficio tejeduría Kankuama, (2016) p. 22
2 Memoria de Oficio tejeduría Kankuama, (2016) p. 34
3 La mochila ''rayá''del símbolo a la subsistencia p.
Fuentes:
- Artesanías de Colombia. Memoria de Oficio: Etnia Kankuama Valledupar Cesar. Bogotá (2016). En línea: https://repositorio.artesaniasdecolombia.com.co/handle/001/3824
- Echavarría Usher, Cristina. Vergara Gómez Miriam. La mochila ''rayá''del símbolo a la subsistencia. Boletín Cultural y Bibliográfico. Vol. 36. núm. 52. (1999). En línea: https://publicaciones.banrepcultural.org/index.php/boletin_cultural/article/view/1482
- Publicación: La mochila kankuama, una expresión artesanal http://artesaniasdecolombia.com.co/PortalAC/Noticia/la-mochila-kankuama-una-expresion-artesanal_5200
- Ministerio de Cultura de Colombia. Kankuamos, guardianes del equilibrio del mundo. En línea:https://www.mincultura.gov.co/areas/poblaciones/noticias/Documents/Caracterizaci%C3%B3n%20del%20pueblo%20Kankuamo.pdf
- Página Oficial Cabildo Indígena del Pueblo Kankuamo: https://cabildokankuamo.org/

Para los Kankuamo, el tejido de su mochila representa el origen del mundo y siendo las mujeres creadoras de vida, son ellas las encargadas de tejer y transmitir sus saberes a los más pequeños, con el ánimo de mantener viva su cultura y preservar el oficio de generación en generación. La mujer kankuama es creadora de conocimiento y de pensamientos; es la protectora de las prácticas artesanales de este pueblo indígena.

Y es que el tejido está ligado a la vida del Kankuamo. En la metaforización del “enseñar-aprender de la educación propia” de la Organización Indígena Kankuamo (OIK), practicar y transmitir el oficio, es tejer el pensamiento y fortalecer la identidad cultural del pueblo, es plasmar los valores familiares, así como el conocimiento del principio espiritual de las cosas y la responsabilidad de la comunidad para sostener sus valores ancestrales y garantizar que este pueblo no desaparezca.1

Cada parte de la mochila (chiripe, cuerpo, boca y gaza), representa la cosmovisión del pueblo kankuamo y su proceso de elaboración inicia con la recolección y preparación de la fibra vegetal.

Alistando el fique

El “maguey” o fique (agave americano), es la fibra utilizada para la elaboración de las mochilas. Esta crece de manera silvestre y por su alta demanda, es cultivada por indígenas y campesinos en la región.

Los hombres son los encargados de procesar el maguey. Primero cortan las hojas en el cultivo cuando estas tienen aproximadamente dos metros de largo; luego la extraen mediante la técnica del “macaneo”, que consiste en raspar la hoja con una macana o una paleta de madera cóncava, y aunque este proceso también se puede hacer con una máquina especial, los “macaneros”, como se le llama a quienes preparan el maguey, prefieren hacerlo de forma manual para obtener una fibra de mejor calidad, ideal para una mochila llena de tradición.

Posteriormente, el macanero pone a secar la fibra y la lava para sacarle la leche del maguey, luego la pone al sol para un segundo secado y cuando está lista, la entrega a la artesana para que, con destreza y experticia, comience a hacer los hilos.

El Hilado

Una vez el fique está en manos de la artesana, este es lavado y puesto al sol nuevamente, con el fin de quitarle partículas que puedan afectar el hilado y cuando se seca, la artesana “empata la cabuya”, proceso que consiste en armar manualmente un hilo grueso, para luego hilarlo con la “carrumba”, herramienta ancestral especial para este uso.

En la carrumba se hace el “corchado” para darle fuerza al hilo, uniendo dos o más hilos sencillos. Luego se hacen madejas, “tomando una punta de la cabuya entre los dedos pulgar e índice y envolviendola en el codo”2... Así se obtiene el hilo que será transformado en mochila.

Del hilado depende la calidad de la mochila y al ser este un proceso de suma importancia, es realizado en gran medida por las artesanas con mayor experiencia en el oficio, pues en sus manos tienen la habilidad finita para lograr los hilos adecuados, sean gruesos o delgados.

Colores de tradición

Tinturar las fibras es un proceso que diferentes comunidades artesanas hacen y con el cual le dan a sus productos un toque identitario. Para los Kankuamo, el tinturado es un proceso imprescindible a la hora de elaborar sus mochilas, pues en los colores también se imprime el pensamiento de la comunidad.

El tinturado depende del tipo de mochila y del colorante que se utilice. Por ejemplo, para las mochilas arroceras, se usan anilinas de colores encendidos como el fucsia, el azul, el amarillo o el verde, entre otros. Para darle color a la fibra, se mezcla la anilina con agua caliente y se sumergen los hilos dejándolos a fuego lento hasta que estos obtengan el color deseado. Luego se sacan y se exponen al sol hasta que sequen.

Por otra parte, el uso de tintes vegetales es una práctica milenaria y aunque estuvo a punto de desaparecer debido al uso de tintes industriales, se ha venido recuperando en mochilas como "las mejoradas". Estos tintes son elaborados manualmente por los artesanos, quienes aprendieron de sus ancestros a encontrar los colores deseados en elementos de origen natural como: el palo de Brasil, el limón, el corazón de morito, el morado de hoja, la fruta de juguito, la hoja del bejuco chinguiza, la legumbre del dividivi y la semilla del achiote, entre otros.

Cuando el tinte está preparado, se pone a hervir en agua la fibra y se le va adicionando el colorante con sal, para que el color penetre uniformemente en los hilos. Luego de quitarle las impurezas y los sobrantes de color, se suavizan los hilos aplicando productos como sábila o suavizante y finalmente se pone a secar al sol para que el color se fije.

El tejido

Con la fibra lista, la artesana crea en su mente el diseño que quiere plasmar en la mochila y comienza a tejer usando una aguja capotera. Sus primeros tejidos en espiral dan como resultado una trama circular en forma de caracol, creando el “chiripe” o fondo de la mochila; y puntada tras puntada la artesana va tejiendo el cuerpo de la mochila, seguida de “la boca” que es la terminación del cuerpo, luego teje la gaza (colgadera) y finalmente, une el cuerpo y gaza.

En el proceso, la artesana puede utilizar colores y puntadas diferentes para darle forma a las franjas, los diseños y jaspeados que ella tiene en su mente, razón por la cual, cada mochila es única y singular

Eso sí, hay que destacar que para tejer el chiripe y el cuerpo en forma de caracol o con franjas, la puntada debe ser la tradicional o “lazada”, un tejido apretado que le aporta rigidez a la pieza.

Por su parte, la gaza lleva una puntada conocida por la comunidad como “tejido en V” gracias a su apariencia final. Esta es realizada con un tipo especial de trenzado con hilo sencillo o dos cabuyas.

Entre la variedad de puntadas utilizadas para tejer las mochilas kankuamas se encuentran: el tejido de “lata” o doble lazada, caracterizado por su trama suelta; tejido de piña; encaje o granito de arroz; dos puntas o entrepunta; puntada boca sencilla; puntada boca doble y puntada tejido de media, entre otras.3 

Y aunque son las mujeres las encargadas de tejer, es importante destacar que algunos hombres han aprendido el oficio, con el fin de apoyar económicamente a sus familias debido a los períodos de conflicto armado existentes en su territorio ancestral.

De esta forma se elabora la mochila, una pieza en la que queda impresa la enorme creatividad de la artesana y el sentir del pueblo Kankuamo, enriqueciendo la cultura de nuestra #ColombiaArtesanal. ¡Conozca en el próximo especial, algunas de las formas que son tejidas en esta mochila y su significado!

Especial realizado por el Sistema de Información para la Artesanía – SIART

1Memoria de Oficio tejeduría Kankuama, (2016) p. 22
2Memoria de Oficio tejeduría Kankuama, (2016) p. 34
3La mochila ''rayá''del símbolo a la subsistencia p.

Fuentes:
- Artesanías de Colombia. Memoria de Oficio: Etnia Kankuama Valledupar Cesar. Bogotá (2016). En línea: https://repositorio.artesaniasdecolombia.com.co/handle/001/3824
- Echavarría Usher, C., & Vergara Gómez, M. (1999). La mochila "rayá": del símbolo a la subsistencia. Boletín Cultural Y Bibliográfico, 36(52), [20]-41. Recuperado a partir de: https://publicaciones.banrepcultural.org/index.php/boletin_cultural/article/view/1482
- Publicación: La mochila kankuama, una expresión artesanal http://artesaniasdecolombia.com.co/PortalAC/Noticia/la-mochila-kankuama-una-expresion-artesanal_5200
- Página Oficial Cabildo Indígena del Pueblo Kankuamo: https://cabildokankuamo.org/

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28 de marzo de 2024 - Última actualización: 28 de marzo de 2024

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