Con una cifra que alcanzó los 56 mil dólares en ventas, volvieron a Colombia los cuatro artesanos que representaron por primera vez a nuestro país en el “International Folk Art Market”, feria que se realiza anualmente en el estado de Nuevo México (Estados Unidos) y que reúne a artesanos de más de 60 países de todo el mundo. 

Crucelina Chocho, artesana en el oficio de la tejeduría en Werregue, del bajo San Juan (Chocó); Aty Mestre, artesana de la comunidad Arhuaca, de Pueblo Viejo (Cesar); Aura Rosa Montero, artesana del resguardo indígena kankuamo, de la comunidad de Atánquez (Cesar); y Saúl Valero, artesano del oficio de la Alfarería y la cerámica, del municipio de Ráquira (Boyacá), fueron los artesanos que dejaron muy en alto el nombre de Colombia y de sus artesanías.

Cada uno de ellos regresó al país con una nueva experiencia vivida y recuerdos que no olvidarán. Ellos fueron recibidos hoy por todo el equipo de Artesanías de Colombia en cabeza de nuestra gerente, Ana María Fries, quien destacó el inmenso orgullo que representan para la entidad y para nuestro país.

“Yo les he dicho que yo estoy muy orgullosa y que Artesanías de Colombia está muy orgullosa. Colombia tiene que estar orgullosa porque ustedes son un ejemplo para nuestro país, ustedes son el ejemplo que nosotros tenemos que replicar en todas las esferas, en todos los escenarios, y nuestro compromiso es trabajar por ustedes para contribuir para que esos logros se multipliquen” aseguró nuestra gerente. 

Entre tanto, Aty Mestre, artesana de la comunidad Arhuaca, una de las representantes de nuestro país en esta feria destacó que esta experiencia “es algo así como cuando tejo mi mochila puntada por puntada, uno va amarrando firmemente ese sentimiento que tiene desde lo profundo del corazón y se esfuerza cada día más, hasta que ve terminado su producto. Ver esto es un sueño hecho realidad y es saber que si se puede, que pudimos dejar en alto a Colombia y mostrar la otra cara de nuestro país”.

Por su parte, Saúl Valero compartió su experiencia rescatando que “es una bendición muy grande haber ido a representar mi país, Colombia. Fue muy lindo porque aprendimos mucho, valoramos mucho lo que es nuestro país, lo que es ser querido y compartir. Para mí fue una escuela muy linda, y verdaderamente yo creo que así es que se empieza a crear paz en Colombia”.

Junto con Aty y Saúl, compartieron Crucelina y Aura, quienes reflejaron en sus rostros la alegría de esta experiencia en la cual compartieron con artesanos de todo el mundo, que a pesar de no hablar el mismo idioma, se unieron en torno al arte y a la tradición de sus comunidades. 

Hoy todo el equipo de Artesanías de Colombia se siente orgulloso de estos cuatro artesanos, representantes del talento y creatividad que existe en nuestro país. 

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María Claudia Montoya
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