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Algodón

Por Artesanías de Colombia S.A. - CENDAR

Preparación de la fibra

Cuando se abren las cápsulas de algodón, se arrancan y se desgranan. El desgranado consiste en la eliminación de las semillas, haciendo pasar las cápsulas por debajo de una barra, o comprimiéndolas con un cilindro denominado 'desgranadora de algodón'.

Luego, las fibras se desenredan y se transforman en una masa esponjosa; se baten, entonces, con palos o tensando la cuerda de un arco contra ellas. Finalmente, la masa se enrolla en un copo, para conseguir un hilo fino o grueso.

Usos

El algodón, por sus cualidades de resistencia, suavidad y finura, es una fibra apta para confeccionar tejidos densos, gruesas alfombras y telas. Si finura y resistencia también permite la manufactura de otros tejidos delicados y de malla abierta. El algodón se cultiva en abundancia en zonas templadas y cálidas, las ovejas se han aclimatado a los climas fríos.

Proceso de tinturado

Para el tinturado del algodón es necesario seguir el siguiente proceso:

Mordientes: Se recolecta el material vegetal y, conociendo cuál es la parte de la planta en donde se encuentran las sales, se limpia, se pica y se deja en remojo durante una noche; al otro día se pone a fuego alto, durante una hora, se cuela el material vegetal conservando el baño de tintura y se baja la temperatura; luego se introduce la fibra previamente remojada en el baño de tinte, durante una hora, y se deja toda la noche.

Al otro día, la fibra se utiliza para tinturar; en caso contrario, se pone a secar. Igualmente, el barro con alto contenido de hierro, especialmente el que se encuentra en cascadas y aguas termales, aún es utilizado como mordiente natural. La fibra se sumerge en el barro hasta conseguir un color oscuro.

Con la combinación de los tánicos y los barros se obtiene el negro. Hoy en día son más usados los mordientes en presentación industrial, los cuales se adquieren en farmacias, droguerías, ferreterías o almacenes de productos químicos. Tales son: alumbre, cobre, cromo, estaño, hierro, cremor tártaro.

Proceso de mordentado: Se deben tener en cuenta algunas consideraciones específicas según la fibra que se vaya a mordentar: el recipiente debe ser lo suficientemente grande para que la fibra quede holgada en el baño del mordiente; las fibras de origen animal no deben exponerse a temperaturas altas, el tiempo del proceso es más corto que el que se utiliza con las fibras de origen vegetal; al contrario, las de origen vegetal deben prepararse a altas temperaturas y el proceso debe ser más largo, el mordiente específico va a dar una tonalidad en el color, se puede trabajar una misma planta con diferentes mordientes y obtener una gran variedad de colores.

Hay una relación directa del peso de la fibra con el del mordiente. Para mordentar una fibra vegetal como el algodón, que no tiene la misma afinidad que la lana y la seda en absorción del tinte natural, es necesario trabajar con baños alcalinos.

Proceso de tinturación: El método más simple para tinturar con materiales naturales es mezclar la planta, el material que se va a tinturar y el agua juntos. El resultado es que en algunas ocasiones la fibra tintura sin la ayuda de un agente o mordiente y otras veces requiere de un método que lo haga más permanente.

Por lo regular se utilizan cuatro técnicas o métodos que especifican la forma en que el colorante se extrae de las plantas e implanta el color en la fibra, dichos métodos son: directo o sustantivo, indirecto con mordiente o adjetivo, fermentación y baño de tinta.

En Colombia

Las hamacas de San Jacinto, Bolívar:

En el municipio de San Jacinto, departamento de Bolívar, a dos horas por carretera de Cartagena de Indias, más de dos mil artesanas heredaron de los indígenas zenúes las técnicas precolombinas del tejido y tinturado de hamacas (ikat o lampazo).

Organizadas en cinco cooperativas, asociaciones y comités,  las mujeres de San Jacinto elaboran los textiles con hilazas de algodón de vivos colores o suavizadas con el cromatismo de tintes naturales extraídos de plantas nativas. Van tejiendo la hamaca, hilo por hilo en sencillos telares verticales de cuatro palos, mientras sus compañeros e hijos tejen los cabezotes con curricán (cordeles de algodón) para colgarla.

La hamaca de San Jacinto está presente en la vida del campesino del Caribe colombiano: nacer, dormir, la siesta, cargar enfermos o enterrar a los muertos son hechos que suceden con frecuencia en una hamaca de algodón. Por ello, se puede considerar uno de los muebles en tela más útil, versátil, fresco y manejable.

Las nuevas necesidades de diseño del mercado moderno han generado originales aplicaciones del tejido en algodón, creando fajones, telas, bolsos y otras prendas. Desde hace tres décadas, Artesanías de Colombia  asesora a las artesanas en la creación de objetos para nuevos usos, los cuales se apropian del paralelismo de color, la suave textura, el entramado de los hilos y los remates visibles y discretos que caracterizan el tejido tradicional de las hamacas de San Jacinto.

Morroa, Sucre:

En esta región del país existen pequeñas empresas productoras y comercializadoras de artesanías tejidas a mano en telar vertical, las cuales pueden ser utilizadas para el descanso, el hogar (individuales, caminos de mesa y pie de camas), el trabajo o el estudio (mochilas, bolsos, gorros y cinturones entre otros).

Estos productos se elaboran con hilos de algodón natural o teñidos industrialmente o con tinturas vegetales. La tradición de tejer hamacas en Morroa hace parte de la memoria ancestral precolombina y es aprendida desde temprana edad de madre a hija, de abuela a nieta, y también de las tías o vecinas.

Comunidad Wayúu de la Guajira:

El tejido para el pueblo wayúu es más que una práctica cultural y herencia de sus ancestros, es una forma de concebir y expresar la vida tal como la sienten y la desean. Un arte pensado y gozado. La observación de sus innumerables tejidos les permite leer el espíritu que guía su acción y pensamiento.

El uso del algodón alcanza una gran expresión en la mochila susu, o lo que camina con uno, que nunca falta en la indumentaria wayúu. Se teje en crochet o ganchillo, con la fibra del maguey y el algodón.

Existen varias clases: susuchon, que lleva el nombre colgado de la faja, una a cada lado del guayuco; susu, la mochila de tamaño mediano que el wayúu lleva a todos lados; ainacajatu, una mochila grande donde la mujer lleva el chinchorro, la ropa y otras cosas necesarias para los viajes; kapatera, la mochila grande del hombre, es una especie de tubo cilíndrico, con dos bocas y cordones de cierre que se utilizan también de colgaderas; y kattowi, una mochila de malla muy resistente y de múltiples usos, para transportar ollas y múcuras llenas de agua.

Corporación para la recuperación del lienzo de la tierra, Charalá, Santander:

En la Provincia de los antiguos indios Guane, en el departamento de Santander, al nororiente de Colombia, en el municipio de Chalará, cuarenta mujeres se organizaron y crearon la Corporación de Recuperación del Lienzo de la Tierra. Echando mano a tradiciones y saberes agrícolas y textiles, unieron dos elementos: tierra y textil.

Herederas y guardianas de los oficios indígenas que se desarrollaron durante la Colonia, pero que fueron arrasados por la manufactura inglesa del siglo XIX en el período de Independencia, estas mujeres han recuperado el textil propio de estas tierras, hecho de puro algodón, hilado en husos manuales y tejido en telares artesanales, y que se convierte en símbolo de edad, condición y oficio; elemento de trueque y tributo a caciques, encomenderos y a la Corona española.

De manera asombrosa, al rescatar las técnicas y procesos antiguos, los nuevos textiles elaborados entregan al cliente todas las bondades de textura, suavidad, fragilidad, transparencia, color crudo o con tintes naturales.

Artesanías de Colombia ha reconocido la destreza y originalidad de esta artesanía y ha otorgado en dos ocasiones el máximo galardón nacional de reconocimiento individual y colectivo de este esfuerzo.

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