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Sin máscaras, no hay Carnaval

Por Sistema de información para la artesanía - SIART domingo 10 de febrero de 2013

El Carnaval de Barranquilla, que en este 2013 celebra los 200 años de la fundación de esta ciudad, es más que un legado histórico para nuestro país.

Máscaras de Carnaval, Museo del Carnaval.  Sistema de información para la artesanía - SIART
Máscaras de Carnaval, Museo del Carnaval. - Imagen: Sistema de información para la artesanía - SIART

Lleno de colores y de música, de bailarines disfrazados de animales salvajes y de un derroche de energía sin par, este carnaval ha sido desde hace más de un siglo una muestra inigualable de la mixtura de nuestras raíces y del sabor que el Caribe les ha dado a todos sus habitantes.

En Galapa, un municipio ubicado a 13 kilómetros de la ciudad de Barranquilla, capital del departamento del Atlántico, las calles despobladas y la tranquilidad del sitio chocan con lo que se gesta en varios de los solares de las casas que albergan la esencia misma de esta celebración, en los talleres de los artesanos que con sus manos realizan las máscaras del Carnaval.

Y es que desde sus orígenes, las máscaras de animales y figuras divinas han hecho parte de esta celebración que se toma en febrero las calles de Barranquilla desde hace más de cien años y que empezó como fruto de las fiestas españolas tradicionales, que poco a poco se fueron mezclando con bailes y representaciones culturales típicas de los esclavos africanos y de las comunidades indígenas que habitaban esta zona del país.

En principio, las máscaras fueron utilizadas en los desfiles y representaban a animales salvajes y domésticos, en una tradición completamente instaurada por los esclavos africanos. Leones, tigres, toros, burros, micos, perros, diablos, guacamayas, cebras, caimanes, conformaban coloridas comparsas en las que participaban todos los habitantes de la ciudad y zonas aledañas, sin importar su estrato social u origen étnico.

Manuel Pertuz, uno de los más reconocidos artesanos de Galapa, revela cómo estas máscaras pasaron de ser objetos de carnaval a obras de exposición.”Al finalizar las fiestas de Carnaval, los que portaban las máscaras vendían o cambiaban las mismas a los turistas, que les ofrecían dinero o una botella de ron por las máscaras y esto da la posibilidad de empezar a crear una artesanía con unas connotaciones importantes en la tradición cultural nuestra”.

Este es el punto de partida para que las máscaras de carnaval dejaran de ser solamente un disfraz de carnaval y se enriqueciera una forma de artesanía que hoy en día, representa sin lugar a dudas la cultura de esta zona particular del país.

Francisco Padilla, otro de los grandes y reconocidos artesanos de la talla en madera y proveniente de la etnia Mocaná, afirma que esta tradición comenzó hacia mediados de los años ochenta, cuando de la mano de Artesanías de Colombia, muchos artesanos comenzaron a recuperar esta tradición de las máscaras que había desaparecido en el tiempo.

“Para mí hasta ese momento, las máscaras eran un hobby” afirma Padilla, para después contar como este proyecto inicial fue el semillero para que muchos artesanos y talladores de la zona comenzaran a plantearse la producción de máscaras como una forma de exaltar la cultura Caribe y desarrollar iniciativas empresariales a partir de la elaboración de máscaras.

Pertuz afirma que ese fue elmomento que no sólo permitió recuperar la tradición, sino para que muchos artesanos jóvenes como él , aprendieran e investigaran este oficio artesanal y caminaran hacia la profesionalización de talla de máscaras, logrando de esta manera la recuperación de las tradiciones y transmitir estos conocimientos a las nuevas generaciones.

Francisco Padilla fue uno de los artesanos encargados de comenzar con esta tradición de maestros, que han seguido de cerca otros artesanos como Pertuz, quien hoy aboga ante el Ministerio de Educación, para establecer el bachillerato artesanal en varios centros educativos de Galapa.

“Las capacitaciones realizadas por varias entidades en el Atlántico, han hecho que los artesanos le den un valor correcto a su trabajo. Educar al artesano para cobrar lo que merece su oficio, la madera, la labor y tiempo en el tallado, en la pintura de los detalles en las máscaras”, como una parte en el camino de formalizar las empresas artesanales de la región.

Luis Carlos Asís, fue uno de los jóvenes que empezó con este proyecto de recuperación en el Atlántico. Hacia finales de los años 80, Artesanías de Colombia y los artesanos de la zona, expanden su ángulo de acción hacia otras comunidades donde también se elaboran máscaras, como  los barrios El Rebolo, Barrio Abajo, Barrio Centro y el municipio de Soledad.

Asís es hoy en día el maestro más joven y cuyo talento aprendido desde pequeño, le ha permitido ser uno de los pioneros en la investigación del oficio en el Caribe y ser el promotor en la recuperación de máscaras que se habían prácticamente extinguido de la tradición carnavalera, como lo eran las de los burros blancos y negros, la muerte, los diablos y los perros, entre otras.

Tras mucho trabajo y la necesidad de ampliar y darle un toque más contemporáneo a la artesanía del Atlántico, la misma técnica de pintura y del tallado ha hecho que los artesanos amplíen su espectro de trabajo, creando nuevas piezas para cocina, decoración, oficina y bisutería, rescatando personajes importantes de los desfiles  (como La negrita Puloy, los Congos, las Marimondas, los Monocucos, diversos animales, etc), en objetos de uso diario.

Este trabajo se encuentra promovido por la iniciativa Carnaval Hecho a Mano, que funciona en la Casa del Carnaval de Barranquilla y que trabaja en la promoción de esta nueva línea productiva con artesanos de la localidad.

Las máscaras de la calle


Sin embargo, otro artesano, el Maestro José Francisco Llanos, es el que se ha dedicado al Carnaval. En sus manos se gesta cada año (desde 1.977) la comparsa “Selva Africana”, una de las más esperadas cada año en la Batalla de Flores el sábado de carnaval y cuyas máscaras hechas en papel maché son utilizadas por los danzantes desde hace más de 30 años.

Siguiendo la misma tradición de aquellas talladas en madera, Llanos quien comenzó también como tallador en madera, se dedicó desde sus inicios a la elaboración de las máscaras para el desfile, “como vemos en el Carnaval de Barranquilla son desfiles kilométricos y un danzante con una máscara de madera le impide moverse mucho… ahora una máscara de madera se cae y se daña completamente toda, por eso el danzante ha preferido la máscara en papel maché”.

Y es él la persona encargada de explicarnos un detalle curioso en las máscaras, al decirnos que cada máscara tiene ciertos detalles específicos en su colorido o su diseño, que identifican cada uno de los talleres de dónde provienen.

“Hay muchos talleres que por ejemplo utilizan soles en los diseños, sin embargo por ejemplo el maestro Padilla utiliza destellos diferentes en la figura que Pertuz”, explica, mientras también se refiere a uno de sus hijos, dedicado a la talla en madera de las máscaras y quien también ha logrado imprimirle su sello personal a sus creaciones.

Para 2013 y en la celebración del Bicentenario de la ciudad, fue escogido como el Rey Momo, en un reconocimiento a su labor como promotor del Carnaval y a su trabajo con animales africanos que recuerdan cientos de años después, a una tradición africana que llegó con sus imaginarios y formas propias culturales a asentarse en el Caribe colombiano.


Si bien estos artesanos comenzaron en el oficio como aficionados, hoy se han convertido en representantes de la artesanía popular del departamento del Atlántico y promotores del conocimiento de estas expresiones culturales en el mundo entero.  Las máscaras del Carnaval, pasaron de ser un elemento vernáculo a conformar la expresión más pura del talento artesanal Caribe.

 

Disfrute la Galería del imágenes "Las manos detrás de las máscaras del Carnaval"

 

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Consulte las opiniones de este foro

nov 14/2014 JOSE ALBERTO CEVALLOS dice

Me han encantado las lindas mascaras de carnaval que venden en el Aeropuerto el Dorado, lastimosamente no las pude comprar; quisiera saber si de alguna forma o en algún lugar las puedo comprar en Ecuador y en especial en Quito, que es en donde vivo.

feb 21/2013 Aser Vega dice

¡Excelente! Un testimonio sobre el tejido social que fortalecen nuestros artesanos del Carnaval con creatividad, imaginación, ingenio y destreza desde los sólidos valores, a veces invisibles, de cooperación, solidaridad, inclusión y respeto. Eso es desarrollo sostenible desde lo local... gracias al reconocimiento oficial a inciativas de emprendimiento cultural desde la artesanía como es Carnaval Hecho a Mano de la Fundación Carnaval de Barranquilla.

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