Semillas de marfil

Por Centro de Información y Documentación - CENDAR

Ajedrez en Tagua
Ajedrez en Tagua - Imagen: SIART

Los artesanos de Chiquinquirá, en Boyacá, han desarrollado una compleja actividad alrededor de la tagua, semilla extraída del fruto de la Palma de Marfil (Phytelephas seemannii, Phytelephas Macrocarpa). Esta palma crece en regiones selváticas como el Bajo Magdalena, la Costa Pacífica y Urabá.
Hace cien años, la tagua llegó a Boyacá por primera vez desde el Magdalena, dando inicio a una admirable tradición artesanal. Para ser utilizadas, las semillas deben guardarse y protegerse del sol durante seis meses, para garantizar que alcancen su “punto óptimo” después de su maduración.
Los primeros artesanos elaboraron objetos como botones y trompos, “torneando” la tagua y dejándola en su color natural (marfil). Con el tiempo, empezaron a utilizar nuevas técnicas, tintes y herramientas, tales como los pequeños motores para pulir y alisar la tagua.
Con gran habilidad, tornean y tallan las semillas, dando forma a figuras miniatura de ajedreces, jarras, instrumentos musicales, cocas, animales, trompos y candeleros.
Esta práctica se ha difundido y en la actualidad numerosos artesanos de Boyacá, Bogotá y otras regiones trabajan la tagua y crean nuevos productos.
Bibliografía
Duque Duque, Cecilia
(2010) Maestros del arte Popular colombiano. Suramericana: Bogotá.
Fundación Volvamos a la Gente, Realización; Artesanías de Colombia S.A., Patrocinador; Servicio Nacional de Aprendizaje- SENA, Patrocinador
(1994) Documental: “El trabajo tiene que valer”: Bogotá.
Solano, Pablo
(1974) Artesanía Boyacense. Artesanías de Colombia S.A.: Bogotá.

Los artesanos de Chiquinquirá, en Boyacá, han desarrollado una compleja actividad alrededor de la tagua, semilla extraída del fruto de la Palma de Marfil (Phytelephas seemannii, Phytelephas Macrocarpa). Esta palma crece en regiones selváticas como el Bajo Magdalena, la Costa Pacífica y Urabá.

Hace cien años, la tagua llegó a Boyacá por primera vez desde el Magdalena, dando inicio a una admirable tradición artesanal. Para ser utilizadas, las semillas deben guardarse y protegerse del sol durante seis meses, para garantizar que alcancen su “punto óptimo” después de su maduración.

Los primeros artesanos elaboraron objetos como botones y trompos, “torneando” la tagua y dejándola en su color natural (marfil). Con el tiempo, empezaron a utilizar nuevas técnicas, tintes y herramientas, tales como los pequeños motores para pulir y alisar la tagua.

Con gran habilidad, tornean y tallan las semillas, dando forma a figuras miniatura de ajedreces, jarras, instrumentos musicales, cocas, animales, trompos y candeleros.

Esta práctica se ha difundido y en la actualidad numerosos artesanos de Boyacá, Bogotá y otras regiones trabajan la tagua y crean nuevos productos.

Bibliografía

  • Duque Duque, Cecilia
    (2010) Maestros del arte Popular colombiano. Suramericana: Bogotá.
  • Fundación Volvamos a la Gente, Realización; Artesanías de Colombia S.A., Patrocinador; Servicio Nacional de Aprendizaje- SENA, Patrocinador
    (1994) Documental: “El trabajo tiene que valer”: Bogotá.
  • Solano, Pablo
    (1974) Artesanía Boyacense. Artesanías de Colombia S.A.: Bogotá.

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