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Legado Gunadule presente en Expoartesanías 2016

Por Artesanías de Colombia miércoles 23 de noviembre de 2016

Conozca la historia de Rosmery Uribe y el legado artesanal de su comunidad, asentada en el departamento Antioquia.

Artesana Rosmery Uribe
Artesana Rosmery Uribe - Imagen: Artesanías de Colombia

La artesana Rosmery Uribe representa la labor artesanal de las mujeres Gunadules, quienes son las creadoras y protectoras  de los saberes ancestrales de las molas, piezas en las que plasman con tela e hilo la cultura e identidad de su comunidad.  Artesanas gunadule como Amelicia Santacruz Álvarez, harán parte de Expoartesanías 2016 con lo mejor de sus creaciones.

Las molas: un universo femenino
Rosmery Uribe asegura que todo lo que sabe sobre las molas lo aprendió mirando. Desde los seis años se sentaba a observar en silencio el proceso. Veía a su madre bordar con destreza sobre el algodón animales y figuras geométricas repletas de color. En ese entonces ya sabía que una mola es un elemento del universo femenino que las mujeres de la etnia Gunadule –asentada en el departamento de Antioquia – exhiben en sus vestidos. También sabía que solo podría empezar a tejer con la llegada de la primera menstruación. La sangre marcaría su ingreso a una tradición ancestral. 
Sucedió a los 12 años. Y a los 12 años, Rosmery tejió. Lo hizo sin ayuda de nadie. Cortó la tela, trazó con un lápiz el diseño, enhebró el hilo y empezó. Bordó un pescado, su animal preferido, el mismo que por costumbre deben comer durante un mes las mujeres gunadules después de parir. Dedicarse a los molas también significó el fin de su educación formal. Cursó hasta quinto de primaria en una escuela de su comunidad y tuvo que renunciar a hacer el bachillerato en el pueblo más cercano. 
La creencia que tienen los gunadules acerca de las mujeres que dejan su comunidad por el estudio, la detuvo. Si partía tendría por marido a un blanco, un vaticinio que aterraba a su familia. Su padre no lo permitió. Al fin y al acabo ya era una señorita y debía aprender a cocinar, a servir en el hogar y a consolidar su bordado.
 A los 17 años se casó y hoy tiene seis hijos. Cuenta que se ha dedicado a hacer diseños con animales como el loro, el mico, la tortuga y el cangrejo. A cada animal lo ubica en un ambiente selvático lleno de árboles, agua, luz y flores. Hace cuatro años empezó a bordar diseños geométricos y a entender el profundo significado de protección de las figuras. De los más de 400 diseños que existen ya conoce 100. Aprendió viendo y sin necesidad de tomar apuntes. Confía en su memoria.
 A los 36 años, Rosmery es la presidenta de la Asociación de Mujeres Artesanas de su comunidad, la cual se formó hace ocho años con el propósito de vender y dar a conocer los productos en diferentes ferias de artesanías del país. Además de vestidos, con las molas hacen bolsos, zapatos, carteras, cojines y balacas.
Rosmery les vende a diseñadoras de Cali y Bogotá, y a un francés que se ha convertido en uno de sus clientes más fieles. Una vez al mes tiene que viajar al municipio de Turbo, Antioquia, para enviar pedidos y adelantar trámites administrativos de la asociación. Para lograrlo debe montar a caballo durante tres horas hasta llegar a la vereda Manuel Cuello, donde toma un carro que en 30 minutos la deja en su destino. Del duro regreso, la consuela la promesa de volver a internarse en la selva, de sentir de nuevo el aroma de su hogar.
Lo invitamos a conocer y disfrutar de todo el trabajo artesanal de Rosmery Uribe y a vivir junto a ella “el origen de lo nuestro” del 5 al 18 de diciembre en la versión 26 de Expoartesanías que se llevará a cabo en Corferias en la ciudad de Bogotá.
Artesanías de Colombia
Fuente: Historia #10 “Las molas: un universo femenino”. Revista Artífices. Artesanías de Colombia. Año 2015.

Las molas: un universo femenino

Rosmery Uribe asegura que todo lo que sabe sobre las molas lo aprendió mirando. Desde los seis años se sentaba a observar en silencio el proceso. Veía a su madre bordar con destreza sobre el algodón animales y figuras geométricas repletas de color. En ese entonces ya sabía que una mola es un elemento del universo femenino que las mujeres de la etnia Gunadule –asentada en el departamento de Antioquia – exhiben en sus vestidos. También sabía que solo podría empezar a tejer con la llegada de la primera menstruación. La sangre marcaría su ingreso a una tradición ancestral. 

Sucedió a los 12 años. Y a los 12 años, Rosmery tejió. Lo hizo sin ayuda de nadie. Cortó la tela, trazó con un lápiz el diseño, enhebró el hilo y empezó. Bordó un pescado, su animal preferido, el mismo que por costumbre deben comer durante un mes las mujeres gunadules después de parir. Dedicarse a los molas también significó el fin de su educación formal. Cursó hasta quinto de primaria en una escuela de su comunidad y tuvo que renunciar a hacer el bachillerato en el pueblo más cercano. 

La creencia que tienen los gunadules acerca de las mujeres que dejan su comunidad por el estudio, la detuvo. Si partía tendría por marido a un blanco, un vaticinio que aterraba a su familia. Su padre no lo permitió. Al fin y al acabo ya era una señorita y debía aprender a cocinar, a servir en el hogar y a consolidar su bordado.

 A los 17 años se casó y hoy tiene seis hijos. Cuenta que se ha dedicado a hacer diseños con animales como el loro, el mico, la tortuga y el cangrejo. A cada animal lo ubica en un ambiente selvático lleno de árboles, agua, luz y flores. Hace cuatro años empezó a bordar diseños geométricos y a entender el profundo significado de protección de las figuras. De los más de 400 diseños que existen ya conoce 100. Aprendió viendo y sin necesidad de tomar apuntes. Confía en su memoria.

 A los 36 años, Rosmery es la presidenta de la Asociación de Mujeres Artesanas de su comunidad, la cual se formó hace ocho años con el propósito de vender y dar a conocer los productos en diferentes ferias de artesanías del país. Además de vestidos, con las molas hacen bolsos, zapatos, carteras, cojines y balacas.

Rosmery les vende a diseñadoras de Cali y Bogotá, y a un francés que se ha convertido en uno de sus clientes más fieles. Una vez al mes tiene que viajar al municipio de Turbo, Antioquia, para enviar pedidos y adelantar trámites administrativos de la asociación. Para lograrlo debe montar a caballo durante tres horas hasta llegar a la vereda Manuel Cuello, donde toma un carro que en 30 minutos la deja en su destino. Del duro regreso, la consuela la promesa de volver a internarse en la selva, de sentir de nuevo el aroma de su hogar.

Lo invitamos a conocer y disfrutar de todo el trabajo artesanal de las mujeres de esta comunidad, del 5 al 18 de diciembre en la versión 26 de Expoartesanías que se llevará a cabo en Corferias en la ciudad de Bogotá.

Artesanías de Colombia

Fuente:
Historia #10 “Las molas: un universo femenino”. Revista Artífices. Artesanías de Colombia. Año 2015.

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29 de marzo de 2024 - Última actualización: 28 de marzo de 2024

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