Celebramos el día de la madre, presentando este homenaje a su labor y exaltando sus invaluables enseñanzas para el sector artesanal.
Madre artesana María Carmela Vallejos - Eric Bauer
En la herencia de conocimientos artesanales, las madres cumplen un papel fundamental. Con amor y dedicación, ellas transmiten la sabiduría que sólo las manos de quienes pueden dan vida, son capaces de mantener legados por generaciones.
Es el legado de sus manos, el de su cuidado y el de su labor, el que hoy celebramos con el mayor de los orgullos. Las madres artesanas de nuestro país son las guardianas de nuestra cultura; entre abuelas, hijas y nietas se teje el futuro de la artesanía y por eso, hoy compartimos la relación entre madres e hijas artesanas en su propia voz:
«Se sienta y se toma un tinto, mientras afirma con mucha emoción que tal vez, se pegue su lloradita. Recuerda que el oficio de la tejeduría y la cestería, lo aprendió de su mamá. También dice que es raro, pero que ella parece haberse transformado en su madre; que desde que fue, se siente más parecida a esa mujer quien le enseñó a trabajar la lana, el fique y la paja blanca».
«Yo soy de Acevedo, Huila, un municipio que queda a media hora de Suaza. A los siete años aprendí a tejer el sombrero de Suaza y en esas... ya llevo 64 años. ¿Y cómo no? si toda la vida mía ha sido trabajando con el sombrero, pues aprendí en la casa con mi mamá, mis tías y con la abuela».
«María Cecilia es una madre artesana de la comunidad indígena Misak quien aprendió a los seis años, el oficio del tejido viendo a su mamá y a su abuela. Para ella: “tejer es como esperar un bebé, uno hace mucho silencio y tiene muchos pensamientos buenos”».
«Soy artesana empírica. El oficio lo aprendí viendo los trabajos que hacía mi mamá en el telar, y me dediqué a practicarlo porque me gustaba este arte… mi mamá también me explicó cosas como dónde poner las madejas y los colores, así que no dejé de hacer hamacas y cuando cumplí los 15 años ya era toda una tejedora».
«Mi mamá siempre quiso que yo aprendiera a tejer con la maestría con la que ella tejía; sin embargo, me apasioné por el trabajo de la madera, un oficio practicado principalmente por los hombres de mi región, pero que desempeño con la maestría de mi madre».
«Para ella siempre fue fundamental trabajar, saber hacer cosas fue el pilar de su éxito. Por eso desde que sus hijas cumplieron 7 años, también se enfocó en transmitirles el oficio artesanal tal como le enseñó su madre: para siempre fueran más allá de lo que la vida les da».
Celvina, Magdalena, María Cecilia, Ludys, Dilia María y Leopoldina son apenas una pequeña muestra de la magia que hay entre madres artesanas e hijos.
Ellas aprendieron en casa, viendo a sus madres, repasando los movimientos de sus manos y es ahora en sus casas también, donde cada una enseña a sus hijos el movimiento de las manos de sus abuelas con la precisión de sus propias manos.
¡Gracias mamás artesanas por dar vida y cuidar de nuestras tradiciones colombianas!
Especial realizado por el Sistema de Información para la Artesanía Siart, de Artesanías de Colombia en homenaje a todas las madres del país.
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